No se pretende disminuir derechos sociales,
asegura
Mejorar las leyes laborales elevaría ingresos
de los pobres, según Abascal
HUMBERTO ORTIZ MORENO ENVIADO
Acapulco, Gro., 14 de marzo. El secretario del
Trabajo y Previsión Social (STPS), Carlos Abascal Carranza, advirtió
que prevalece en México una profunda concentración del ingreso,
por lo que 2 millones 350 mil hogares perciben 212 mil millones de pesos
anuales, contra apenas 8 mil 305 millones que obtiene el mismo número
de familias más pobres del país.
Expuso que de 1953 a la fecha, la calidad de vida de la
población asalariada está permanentemente por debajo del
mínimo recomendable, y precisó que en este periodo la media
de crecimiento de la inflación acumulada ha sido de 790 mil por
ciento, en tanto que la del salario mínimo fue de 629 mil por ciento.
"Nunca el salario ha ganado la carrera a la inflación",
reconoció el funcionario al participar en los trabajos de la 85
Asamblea General Ordinaria de la Confederación de Cámaras
Nacionales de Comercio (Concanaco), celebrados en este puerto.
Abascal
Carranza aseveró que estos datos, aunados a la delicada situación
de desempleo y subempleo en el país, obligan a la transformación
de las leyes y la cultura laborales, lo que podría ocurrir antes
de concluir 2002 porque ya hay acuerdo en siete de los 10 puntos de la
reforma laboral. Dijo desconocer si los cambios a la Ley Federal del Trabajo
pudieran aterrizar en el próximo periodo ordinario de sesiones del
Congreso de la Unión, pero garantizó que serán concretados
en 2002, y anunció que la consulta para consensar propuestas fue
ampliada hasta la primera semana de abril.
"Que quede claro: no es una reforma que pretenda atacar,
conculcar o disminuir los derechos sociales de los trabajadores. La inspiración
social del artículo 123 constitucional permanecerá como faro
que ilumina el sentido humanista de la organización en el mundo
del trabajo", puntualizó.
El titular de la STPS convocó a los sectores productivos,
empresarios y trabajadores a lograr corresponsablemente las reformas laborales,
a fin de vencer las viejas prácticas autoritarias, centralistas
e ineficaces que han operado para realizar las transformaciones estructurales
que la sociedad reclama y encontrar las fórmulas creativas que permitan
avanzar, en forma gradual y sostenida, para abatir los grandes rezagos
e injusticias sociales que prevalecen en México.
En este sentido, Abascal Carranza expuso dos ejemplos
que a su juicio laceran y claman en las conciencias: de los 40 millones
de personas que constituyen la población económicamente activa
(PEA), 19 millones tienen una escolaridad de sexto grado de primaria y
perciben menos de dos salarios mínimos.
Para 2000, 10 por ciento de 23.5 millones de hogares concentran
38.7 por ciento del ingreso nacional, mientras que entre los más
pobres, que conforman el primer decil, 2 millones 350 mil familias obtienen
apenas 1.5 por ciento del ingreso nacional, abundó el funcionario,.
En cifras absolutas, desglosó, de los 547 mil millones
de pesos que componen el ingreso nacional, el decil de más alta
concentración de la riqueza del país gana 212 mil millones
de pesos. "Estos datos nos imponen retos enormes", admitió.
Aclaró que para revertir esta tendencia, avanzar
en las transformaciones que requiere el país y crear los empleos
que reclama la población de menores ingresos, no serán las
dependencias de gobierno las que ofrezcan las plazas de trabajo, sino que
propiciarán las condiciones de certeza jurídica y de promoción
para facilitar las inversiones.
Respecto de la reforma laboral, Abascal Carranza expuso
que los puntos donde se centran las discusiones, sin precisar los siete
temas donde ya hay consensos, son los relativos a la subordinación
del trabajador de confianza; el establecimiento de los ordenamientos contra
la discriminación de grupos vulnerables; establecer modalidades
de contratos con límites para asegurar la protección social
de los obreros; facultar a las autoridades del trabajo para tomar en cuenta
las circunstancias particulares de las micro y pequeñas empresas
que significan 98 por ciento de la planta productiva y fortalecimiento
de la autonomía sindical, entre otros.