Se canta y se baila en las fiestas sólo por placer

En Veracruz el gusto por el son surge en el seno de la familia

ARTURO CRUZ BARCENAS ENVIADO

Veracruz, Ver., 11 de marzo. En estas tierras el gusto por el son nace en la familia; hoy, cientos de jóvenes lo defienden porque era el ritmo preferido de sus padres, quienes a su vez lo tocan y lo cantan en las fiestas de santos o particulares y, la mayoría de las veces, sólo por el gusto de oír tal música tradicional, expresó Verónica Valerio Montalván, del grupo Juventud Sonera, que se presenta cada semana en el Rincón de la Trova de este puerto.

Se constituyeron como grupo porque no les quedaba de otra. Todo el tiempo oían música, estudiaban música, vivían con música. Por eso en diciembre del año pasado decidieron unir sus futuros y formar una agrupación que espera trascender. "La mayoría somos hijos de soneros, de música jarocha. Andrea Alfonso es hija de Andrés del mismo apellido, quien es artista, igual que mi papá; Rafael Valerio es de la misma zona que Alfonso, Tlacotalpan; el bajista nuestro, Luis Figueroa, en la guitarra y quien funge como director, es hijo de un locutor de radio cubano; Jaimito es panameño y toca el bongó, quien ya se iba, pero logramos retenerlo.

"De agregado cultural llegó El Pollo, quien se coló con las maracas. Interpretamos música afroantillana o de son en general. Hay un movimiento de este tipo de música, aunque debemos decir que también es una pena que sea una moda, para muchos, pero la mayoría lo respeta, como en el fandango, que es un ritual."

Considera que a ella y otros de sus amigos y compañeros no les influyen otras formas musicales, como las relacionadas con lo grupero, la banda, la cumbia o el norteño, porque él "es mi vida, mi cultura; soy parte de eso. Para cantar lo que canto retomo vivencias", dijo con seguridad.

Su grupo ha acabado su trabajo. Ya hizo bailar a la concurrencia. Pero la fiesta sigue. Agarran la guitarra unos improvisados y tocan baladas que alargarán la noche y obligarán a pedir la otra cerveza, el próximo trago.

Fiesta en el malecón

Afuera, en el malecón, los chavos que no quieren pagar cover forman cada semana una fiesta gigante en un estacionamiento desde el que potentes bocinas emiten la música de moda. Beben, bailan, comen, echan relajo, se ligan, se miran: es la juventud que le vale madre ese letrero que tienen enfrente y que advierte: "Prohibido tomar bebidas alcohólicas".

Verónica reconoce que a tales jóvenes no les agrada mucho el son. "Ha sido un poco culpa de los medios de comunicación. Si se oyera un poco en la radio, pero no, por eso la gente repite lo que recibe".

-ƑPor qué no los invitaron a los festejos por el centenario del puerto artificial?

-Ellos -los organizadores- intentaron dar un espectáculo. Por eso lo de presentar 80 o cien arpas en un escenario. Era para que los veracruzanos gritaran "šVeracruz, guau!" Eso estuvo planeado por el ayuntamiento. Para mí hay muchos grupos de jóvenes, muy buenos. Como soneros no participamos, pero sí de manera individual. Andrea y yo estamos en la Sinfónica Juvenil Daniel Ayala, que tocó el estreno mundial de la obra dedicada a este evento, que se llamó Tangueo sobre un puerto, del maestro Arturo Márquez. Somos músicos clásicos, pero nos gusta el son.

-También es porque ustedes no han luchado lo suficiente para abrirse espacios.

-Sí, pero quizá al público no le interese. Tampoco esperamos que el gobierno nos llame.

Recomienda a quienes no conocen la música tradicional que se den una vuelta por La Huaca; ahí hay varias estancias o que busquen las fiestas de son montuno, o escuchar la estación de radio XEU, los fines de semana, o Radio Más, de Jalapa. Hay inclusive talleres como el de Gilberto Gutiérrez, de Mono Blanco. "Este trabajo no lo vamos a hacer solos, la juventud en su conjunto. Queremos seguir haciendo música. Nos reunimos porque era una necesidad que nacía desde dentro. Estamos muy nuevos. Sí, quiero ser solista. Me gusta el blues y el jazz. Pero siempre dentro de la música mexicana."