Russell Crowe es ambicioso en forma creativa; se deja dirigir, es responsable, afirma
Los buenos actores de cine aprenden a entender la historia completa: Howard
El cinerrealizador estadunidense, de visita en México para promover su película Mente brillante
MARIANNE RUUTH ESPECIAL
Ron Howard, director de A beautiful mind (Mente brillante), tiene 48 años y casi 47 en el negocio del espectáculo. Bueno, su primera aparición en escena fue a los 18 meses. Después de su cuarto cumpleaños, aquel chico delgado y pelirrojo se volvió popular en series de televisión y en el cine, y cuando tenía 23 años se dijo: "Puedo hacer algo más". Entonces escribió y dirigió su primera película (en la que actuó el papel principal), Grand theft auto. Siguió actuando, produciendo y dirigiendo, al principio sobre todo en televisión, hasta que en los ochenta se concentró más en la dirección cinematográfica, con películas como Splash y Cocoon. Siguió con Far and away, Backdraft, Parenthood y Ransom, y no olvidemos Apolo 13.
Este es el hombre que acometió la amedrentadora tarea de dirigir Mente brillante, sobre un matemático ganador del Premio Nobel que luchó contra la esquizofrenia durante años. Howard sigue siendo delgado y de constitución ligera; el pelo rojo aún está allí (aunque algo se ha perdido con los años), al igual que las pecas juguetonas que contribuyen a su aspecto de muchacho. Se conserva como un "chico común y corriente", amigable y nada engreído, que ríe con facilidad.
Influencia positiva
Se apresura a señalar que sus antecedentes de actor ejercen una influencia positiva en su trabajo cotidiano. "La actuación es muy creativa. Los buenos actores de cine aprenden a entender la historia completa, y ya desde que era actor me involucraba en la película entera, me sumergía en la historia, cualquiera que fuese el tono, el estilo o el tema. Algo que eso me ha dado es fe y confianza en los actores, y en la habilidad de comunicarme y ayudar a crear un ambiente que les permita trabajar con excelencia."
-ƑHablaría usted entonces de Russell Crowe, ese actor de evidente talento de quien se dice que llega a ser extremadamente difícil? Por cierto, según él, usted nos engaña para que lo creamos una persona de ánimo ligero y trato fácil. ƑQué quiere decir?
-Bueno, quizá no estaba preparado para el excesivo trabajo de investigación que tuvo que hacer y para las exigencias a que se le sometió para construir su personaje en detalle y satisfacer el potencial de la historia. En una ocasión, ya muy noche, yo quería hacer otra toma y me dijo: šOye, Ronnie, vente a reír un poco y a tomar una malteada o algo. šNo seas tan capataz! Y es que fue una empresa enorme. La idea era que el público acompañara a Nash en el viaje, que en realidad lo viviera con él en todos sus aspectos: el genio, la locura, la recuperación, el Premio Nobel... así como la grandiosa y singular historia de amor... Todo eso representaba un enorme desafío para todos nosotros. También requirió que Russell y yo pasáramos muchas horas estudiando cintas, documentales, entrevistas con pacientes y cosas por el estilo. Teníamos que entender lo más que pudiéramos esta misteriosa enfermedad llamada esquizofrenia para presentar visualmente el interior de la mente de una persona.
-ƑLe causó alguna inquietud trabajar con Russell? ƑQué tal funcionó?
-Funcionó tan bien que espero hacer otra película con él. Russell es todo lo que pude haber deseado. Es ambicioso en forma creativa, tiene grandes ideas; llega a ser ruidoso y exuberante y sin duda no se queda callado, pero también escucha. Se deja dirigir, es responsable. Antes de esta película no sabía yo hasta dónde llegaban su dedicación y disciplina; por eso pertenece a la elite de los actores de cine. Descubrí lo que todos los directores que han trabajado con él me habían dicho: puede que haya momentos difíciles, pero al final de la jornada te alegrarás de haber elegido a Russell. šY vaya que fue así! Y también le agradó mucho a John Nash, el hombre a quien representó.
Nash y su esposa vieron antes la cinta
-ƑNash vio la película?
-El y su esposa (representada por Jennifer Connelly). Antes de exhibírsela me sentía muy nervioso. Ella lloró casi desde el principio, totalmente cautivada. Y John Nash... bueno, debió de haber sido extraño verse en la pantalla, pero obviamente trató de mantenerse emocionalmente distante. Excepto en la secuencia de la terapia de choque con insulina... no pudo verla. Claro que no tenía recuerdos de eso porque estaba en coma cuando se la dieron. Pero al final nos llenó de elogios por la película y aceptó de buen grado todos los pasajes en los que tuvimos que simplificar, alterar e inventar. Es orgulloso... un orgulloso sobreviviente.
-ƑCómo anda la relación de usted con las matemáticas?
-Antes de la película prácticamente no existía. No puedo ni ayudar en matemáticas a mi hijo que está en secundaria. Luego entrevisté a varios matemáticos de alto nivel y descubrí que no piensan tanto en números: piensan en relaciones, conectividades, espacio, figuras. Es una especie de música. Alguien que conoce bien la materia dijo que cada generación nos da matemáticos que están entre las mentes más brillantes, pues están en la vanguardia de la batalla por el conocimiento y contra las tinieblas de lo desconocido. Además, inteligentes como son, cada uno sólo puede tener pequeños logros que ensanchan las posibilidades del conocimiento humano, pero tienen el valor de saltar desde la vanguardia hacia esa penumbra. John Nash era una de esas mentes, y hoy lo veo como una suerte de guerrero poeta. Así pude conectarme con su mundo y con su carácter.
-ƑCuál es el mejor consejo que Hollywood le ha dado?
-Henry Fonda dijo que creía con firmeza que si uno trata de llevar una vida creativa, incluso en el mundo de negocios de Hollywood, hay que correr ciertos riesgos. Si uno no se plantea cada año y medio desafíos que de veras sienta que amenazan su carrera, entonces uno es perezoso y probablemente no está creciendo. Me aprendí eso de memoria y trato de seguir explorando.
-Mencionó a uno de sus hijos. Tiene cuatro, Ƒno? Y ha estado casado "toda la vida" con Cheryl...
-Sí, nos casamos el 7 de junio de 1975, y ella aparece en la mayoría de mis películas, aunque en papeles sin diálogo. Tenemos una hija, Bryce Dallas (porque fue concebida en Dallas), de 20 años; dos gemelas de 17, Jocelyn Carlyle y Paige Carlyle (concebidas en el hotel Carlyle de Nueva York) y nuestro hijo Ron, que tiene 14. No estamos muy seguros de dónde fue concebido, así que no le pusimos un nombre revelador. Cheryl y yo nos conocimos en la adolescencia y seguimos enamorados. Mi familia tiene mucha importancia para mí. Conectarse con otros seres humanos, amar y ser amado es todo en la vida. Ayuda en cualquier cosa que uno haga, incluso dirigir películas. A final de cuentas, el cine se refiere a seres humanos. En su mejor expresión, las películas nos ayudan a entendernos mejor, a acercarnos más entre nosotros...
Traducción: Jorge Anaya