Defiende su gestión como dirigente perredista
Confía Amalia García en una elección
sin cuestionamientos
Dice que ella rechazó las tres secretarías
que Creel ofreció
RENATO DAVALOS
Una decena de días antes de que concluya su gestión
como presidenta perredista, Amalia García Medina, quien fue protagonista
de la polémica elección interna de 1999, aseguró que
no hay condición alguna para que se repita la experiencia. "Muchas
veces pidieron mi renuncia, pero no se cumplió la vieja conseja
política sobre la izquierda: 'o la doblamos o la compramos'. Ni
una ni otra", puntualizó.
Ahora tendrá la mente en Zacatecas, una vez que
deje el despacho que aspiran a ocupar Rosario Robles Berlanga y Jesús
Ortega Martínez. Frente a las acusaciones de muchos de sus correligionarios
por una proclividad negociadora, García Medina hizo el recuento
de su gestión.
"Fui yo quien rechazó el ofrecimiento para ir al
gabinete foxista que hizo al PRD Santiago Creel, hoy secretario de Gobernación.
Concernía a tres personas: Rosario Robles a Contraloría,
Alejandro Encinas a Medio Ambiente y Amalia García a Sedeso. Dije
que no era pertinente porque no podía ejercerse un cogobierno sin
un proyecto. Así lo esgrimí al comité ejecutivo y
lo platiqué con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas.
Si hubieran sido ciertas las acusaciones, habría aceptado el cargo
de inmediato", planteó.
En torno al acuerdo político nacional que decidió
firmar, García Medina estableció que en el documento hay
tesis perredistas como la defensa de Pemex y la negativa a la privatización
del sector eléctrico. "Eso firmó Fox: si no cumple, es él
quien pierde, no el PRD; nosotros seguiremos en la lucha", expuso.
Recordó que en la votación indígena
se opuso al sufragio que finalmente emitieron todos los senadores, pero
los grupos legislativos perredistas ?a diferencia de los de otros partidos?
"gozan de cierta autonomía". También fue un asunto que se
discutió en el comité ejecutivo y finalmente se concluyó
que fue un error, dijo.
?Su gestión comenzó con el cuestionamiento
por la elección de 1999, que fue definitiva en elecciones ulteriores.
¿Qué balance hace hoy para el 17 de marzo?
?En 1999 no hubo una elección sino dos. Los comicios
en los que fui elegida contaron con un reconocimiento absolutamente mayoritario.
Entonces había todas las condiciones y elementos para que hubiera
desconfianza y conflicto, circunstancias que equiparo con la elección
pasada del PRI. No había padrón ni una estructura organizativa
adecuada. Hoy las condiciones son distintas y hay garantías para
un proceso sin cuestionamientos incluso si la votación fuese muy
cerrada.
El voto indígena
Ciertamente, admitió, la reforma en materia indígena
no satisfizo la expectativa de los pueblos respectivos. Rememoró
las circunstancias que rodearon aquel voto en el Senado que tanta polémica
desató dentro del PRD.
"Cuando se planteó la marcha zapatista y la posibilidad
de que estuviera en el Congreso fui yo quien propuse la participación
en la tribuna de San Lázaro, aunque después la iniciativa
se la atribuyó Martí Batres. Pero ahí están
testigos como Ricardo García Cervantes (senador panista) y los encuentros
que hubo para encontrar la vía jurídica a los zapatistas.
"El método jurídico para que hablaran en
San Lázaro lo propuse en el comité ejecutivo e incluso Pablo
Gómez me dijo que no lo aceptarían. Las tres ideas básicas
sobre las que descansó el planteamiento perredista fueron la autonomía,
la personalidad jurídica de los pueblos y la posibilidad de que
usufructuaran sus recursos.
"La argumentación de los senadores establecía
que no había retrocesos pero tampoco avances. Mi opinión
fue que no debía votarse en favor esa iniciativa. Creo que fue un
error y así lo determinó el comité ejecutivo.
"No hay que olvidar el voto en lo particular de esos legisladores
y que fue un sufragio de los 14 senadores. Se perdió una oportunidad
histórica que puede tardar años en volverse a presentar."
?Una crítica se extendió durante su gestión.
Se le atribuyó un espíritu negociador por antonomasia. Lo
mismo en las carteras que ofreció Fox o el acuerdo político.
?La propuesta foxista fue para tres personas: Rosario
Robles, Alejandro Encinas y Amalia García. Lo primero que le esgrimí
a Santiago Creel fue que para un cogobierno se requería un proyecto.
"No ando buscando trabajo", le comenté. Y en la reunión inmediata
del comité ejecutivo, sostuve que no era un ofrecimiento viable
e independientemente de lo que decidieran, yo no aceptaría. Ahí
están las actas de la reunión.
"Sí creo que el PRD debe establecer un diálogo
con instituciones, con los poderes, para empujar una visión de país.
Soy partidaria del diálogo. El ingeniero Cárdenas me pidió
conversar y coincidimos plenamente. Le di mi opinión ante el comité.
El la sabe, pero se hizo mucho ruido después. Le puedo decir que
algunos propuestos se molestaron porque no les consulté. No era
un asunto personal, sino político, porque implicaba al PRD.
"Pero defiendo que el PRD no es sólo oposición,
sino que está en congresos y gobiernos. La posibilidad de tratar
con otros poderes debe ser vista como una acción normal, de civilidad.
Si hubiera sido cierto de lo que me acusaron, hubiese aceptado el ofrecimiento.
Nunca he tomado una decisión en función de un cargo en razón
del interés personal. La política tiene que ser espacio para
influir en los acontecimientos.
"En el caso del acuerdo político nacional, la responsabilidad
de Fox es señalar que no cumplió con su compromiso y dar
la batalla. Algunos ven el diálogo como algo peligroso. Y cuando
me dicen: 'Firmaste un documento con la visión de Fox', les contesto
que no es cierto porque él signó otra cosa.
"Ni nos compraron ni nos quebraron, como decían.
Lo que trato en privado lo puedo tratar en público. Y ahí
está mi secuestro en 1997, algo que no he contado hasta la fecha
y que hoy revelo. Mi estilo puede no parecerles a muchos, pero sí
a la militancia."
?También le objetaron en su presidencia que después
de haberse confrontado con un grupo, se alió a él.
?Hice un trabajo unitario absolutamente con todos. Una
vez que asumí la presidencia nacional del PRD, nombré un
comité plural y hablé con todas las corrientes, a pesar de
que la normatividad me daba la facultad para hacer los nombramientos discrecionales.
?¿Podemos pensar que en la elección no se
asomará el espectro de 1999 y que el PRD puede aspirar a dejar el
rincón electoral de 20 por ciento promedio?
?Las condiciones en las que hoy van los candidatos nunca
habían existido en el PRD. Y en torno al espacio electoral perredista,
en la primera elección después de 1988 tuvimos 8 por ciento
en los comicios de 1991; en 1994, 16 por ciento, y en 1997 crecimos a 24
por ciento.
"En 2000, con la polarización del voto útil,
la elección interna de 1999 y el litigio por el crimen de Paco
Stanley, quedamos en 16 por ciento. Hoy está en 21 por ciento, pero
no es suficiente para 2006. El compromiso inmediato de la próxima
directiva es aumentar al menos 10 por ciento para los comicios venideros.
'Amalia se niega a renunciar', fue el planteamiento de muchos después
del 2 de julio de 2000. Me negué y parecía una actitud necia.
Pero si me hubiera ido, el PRD hubiera entrado en una lucha intestina por
la dirección. Nuestro partido tiene que pasar de ser contestatario
a uno de izquierda moderna."
?¿Está de acuerdo en esas dos visiones de
las campañas, una que va por la despersonalización partidista
y otra opuesta?
?He decidido actuar con mucho respeto y mucha institucionalidad,
porque ése es mi papel.