Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 1 de marzo de 2002
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Política

Luis Javier Garrido

La tentación

En la elección interna del PRI del domingo 24 de febrero para decidir quiénes habrían de ser el presidente y el secretario general del CEN, no sólo estaba en juego el destino de los restos de ese viejo proyecto histórico, sino también, aunque no se quisiera ver, el futuro de la administración foxista, que ante su fracaso político parece estar tentada cada vez más por el autoritarismo.

1. El gobierno de Vicente Fox, cualquiera que sean las consecuencias de la elección interna del PRI, habrá resultado también un gran perdedor en ésta, pues a pesar de todo los restos del aparato priísta siguen ahí y ahora en manos de grupos de mayor combatividad que parecen más dispuestos a escuchar la inconformidad, por lo que la expectativa de Fox y de sus amigos de contar a partir de 2003 con mayoría legislativa se ha esfumado.

2. La pregunta que algunos se hicieron en las semanas previas a la elección interna sobre cuál de los dos candidatos ofrecía mejores perspectivas para construir una nueva organización surgida de las ruinas del otrora poderoso partido de Estado y para hacer de éste una opción de triunfo en 2006, si Roberto Madrazo o Beatriz Paredes, debería haber estado acompañada de otra de mayor importancia para el futuro inmediato, que fue ocultada deliberadamente por los medios, y que es la relativa a las fuerzas económicas y políticas que estaban atrás de cada uno de ellos, sobre todo en función de lo que ha sido la principal obsesión del gobierno foxista: alcanzar acuerdos con el PRI que le permitan obtener del Congreso el respaldo necesario para imponer más abiertamente los dictados del Banco Mundial.

3. El PRI está ahí a pesar de su antidemocrática contienda interna y de la feroz campaña en los medios para exhibirlo, y ello se debe de nuevo, más que a su fuerza real, a la extrema debilidad de la oposición, por lo que es presumible, luego del fracaso del gobierno en estos dos años, que Fox no podrá obtener el control de las Cámaras legislativas en 2003 y que el PRI mantendrá entonces su fuerza en el Congreso.

4. Fox imaginó desde antes de llegar a Los Pinos un PRI domesticado por los tecnócratas, dispuesto a seguir avalando los programas neoliberales, y lo que apareció en los últimos meses fueron las antiguas bases exigiendo otras políticas y reprochando a la dirigencia priísta, encabezada por la labastidista Dulce María Sauri, su sumisión a las políticas neoliberales del nuevo gobierno, por lo que resulta evidente que a pesar del entendimiento de los dos candidatos con Fox, tras este proceso va a venir un endurecimiento de la política priísta.

5. Los analistas, preocupados más por las variantes y modalidades de los operativos de fraude puestos en marcha por los dos contendientes, no repararon en la lectura que el propio gobierno estaba haciendo de las posibles consecuencias de la elección interna, y que ya se advierten, la primera de las cuales va a ser no una importante pérdida de fuerza electoral del priísmo, como se ha pretendido, sino mayores obstáculos para que el foxismo pueda imponer a México con celeridad los programas trasnacionales, que ésa es su misión histórica.

6. Si la prensa redujo las elecciones de manera simplista a una confrontación entre los grupos de Labastida y Zedillo, que apoyaban a Paredes, y los de Salinas, que respaldaban a Madrazo, lo que el proceso hizo aparecer en los hechos fue, por un lado, una multiplicidad de acuerdos y componendas de los dirigentes, y por el otro, bases inconformes, que son las únicas que pueden rescatar al PRI, todo lo cual ha generado un escenario en extremo difícil para el foxismo.

7. El discurso de Santiago Creel (titular de Gobernación) en el Día de la Bandera constituyó la primera señal de la desesperación que empieza a generalizarse en el equipo de Fox, y que podría degenerar en un autoritarismo creciente por encima de la legalidad del país, muy en la línea del gobierno de George W. Bush, ante la posibilidad de que el Congreso le pueda significar a Fox un mayor obstáculo en la segunda parte de su periodo. Haciendo uso de un lenguaje veladamente amenazador, Creel advirtió que el Ejecutivo "sabe y conoce la extensión de sus facultades y las va a ejercer con plenitud", y refiriéndose a los legisladores que le han señalado a Fox que él no tiene atribuciones legislativas para modificar el paquete fiscal, les advirtió que el gobierno no permitiría que "ningún poder se extralimite" (24 de febrero).

8. El escenario que se abre para Fox y para la derecha después de lo acontecido no es otro que el de prescindir de los acuerdos con el PRI y el Congreso, y seguir imponiendo los programas del Banco Mundial al margen y por encima de la legalidad del país, lo que relegaría a segundo plano los acuerdos con las fuerzas políticas. Es, en otras palabras, continuar gobernando al más puro estilo salinista: por medio de decretos, acuerdos y reglamentos, no para darle la vuelta a la Constitución y a las leyes federales, sino para transgredirlas y violentarlas en aspectos centrales. Así lo hizo Salinas para privatizar la petroquímica, y no es de sorprender que en la Universidad de Chicago, como revela Multinational Monitor, los Chicago boys aprendan a recurrir al fraude, al soborno, a la manipulación de precios, a la violación de las normas laborales y a todo género de prácticas ilegales, pues según dos profesores de derecho de esa universidad, los gerentes "no sólo pueden, sino que deben saber violar las reglas, si ello genera utilidades" (La Jornada, 25 de febrero).

9. La lógica neoliberal ha llevado en el nuevo siglo a los gobernantes occidentales a tener un desprecio cada vez mayor a la legalidad, y tal es la tentación ante la cual se hallan Fox y su gobierno de gerentes y tecnócratas, luego de estas elecciones.

10. El mensaje de George W. Bush al Congreso de Estados Unidos, el 20 de septiembre pasado, permitió que se le confirieran poderes excepcionales para hacer la guerra contra cualquier nación o comunidad, y para suspender de manera discrecional los derechos fundamentales de las personas cuando lo requieran los intereses de la globalización, y ése, y no otro, es el mensaje que los estadunidendes han estado enviando al mundo.

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