Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 25 de febrero de 2002
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Deportes
La pólvora sólo estuvo en las gradas y el juego terminó sin goles

América y Pumas llenaron el Azteca de abucheos

"Fue un espectáculo maravilloso": Hugo Sánchez Vieron el juego de espaldas: Lapuente

 MARLENE SANTOS A.

Con una sonrisa, un abrazo fraternal y el reparto equitativo de puntos -uno para cada uno?, Manuel Lapuente y Hugo Sánchez dieron la espalda al espectáculo y pusieron oídos sordos al abucheo generalizado, proveniente de 105 mil decepcionados seguidores.

En el colmo, ambos derrocharon elogios para el "juego perfecto" y "gran partido" que sólo ellos vieron.

América y Pumas saltaron ayer a la cancha del estadio Azteca con la pólvora mojada, o más bien, el explosivo estuvo en manos de las porras que no dejaron de lanzar cohetones contra los porteros Jorge Campos y Adolfo Ríos, quienes en un par de ocasiones quedaron aturdidos por los fuertes estruendos.

Lo mejor de todo fue la expectación, la emoción y rivalidad que flotaba en el ambiente previo al esperado partido; la presencia de Emilio Azcárraga Jean enfundado en su chamarra amarilla, el duelo de porras, el canto del Himno Nacional en el día de la bandera y hasta el Brody Campos que retomó sus uniformes sicodélicos, en chillante color verde y rosa.

El fantasma de la desilusión rondó al conocer las alineaciones, donde saltó a la vista la eterna preocupación de Lapuente por reforzar sus líneas media y defensiva.

En la banca estaban Iván Zamorano, Jesús Mendoza, Christian Patiño y en el hospital, con diarrea y vómito, el uruguayo Marcelo Lipatín. Solo en la cancha el errático Luis Hernández apoyado por los novatos Marco Reyna y Alberto Salinas.

Hugo Sánchez se puso a tono, hizo modificaciones de última hora y el resultado fue una congestión en la media cancha, rebotes, despejes a donde caigan y rechaces sin ton ni son.

Así, resultó lógico que la jugada más cercana al gol haya sido a balón parado, cuando Rodrigo Lemos cobró un tiro directo que estuvo a punto de anidar en el ángulo superior derecho de la meta de Ríos.

A pocos minutos de iniciado el complemento Lapuente ingresó a Zamorano y a Patiño, y los amarillos mejoraron, pero no lo suficiente como para apagar los silbidos. Provocó risa una acción en la que Frankie Oviedo avanzaba por en medio y Hugo Castillo lo desarmó como si fuese un rival para sacar un zurdazo terriblemente desviado y dejar lesionado en el césped a su coequipero.

El Pentapichichi metió a Hugo García, Emerson dos Santos y al Gonzo González. Nada memorable hicieron. Como queriendo pedir perdón, al final los auriazules, que jugarán el miércoles contra Pachuca sin un alma que los apoye, acudieron a despedirse de su público que -noble hasta lo increíble- cambió la silbatina por una goya.

-¿Se jugó para la estrategia y no para el espectáculo? se le preguntó a Lapuente.

-Fue un gran partido. En el futbol también existe el empate y si ustedes no vieron espectáculo, entonces vieron el juego de espaldas ?respondió.

Sánchez Márquez, quien ha dicho siempre que no le gusta empatar, calificó a Lapuente de "experto en la materia" y lo secundó al decir que "fue un espectáculo maravilloso".

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