Festejan el centenario de las relaciones diplomáticas entre México y la isla
Celebra misa el Episcopado para pedir el fin del bloqueo económico impuesto a Cuba
JOSE ANTONIO ROMAN
La paz entre las naciones depende del establecimiento de un nuevo orden internacional basado en la justicia, la libertad y la caridad, pues de lo contrario la humanidad puede ser "arrastrada funestamente a aquella hora en la que no habrá otra paz que la paz horrenda de la muerte", dijo el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Luis Morales Reyes, en la misa que ofició con motivo del centenario de las relaciones diplomáticas entre México y Cuba, y por el fin del bloqueo económico impuesto a la isla por Estados Unidos desde hace cuatro décadas.
En la celebración religiosa, en la que fue notoria la ausencia del embajador cubano, Jorge Bolaños, el también arzobispo de San Luis Potosí pidió orar no sólo por los dos pueblos, sino por la anhelada integración y solidaridad de América Latina -identificada también como la "patria grande"-, para que, "venciendo las barreras del aislamiento, de las discriminaciones y de los desintereses recíprocos, compartan siempre los propios logros".
La ausencia del diplomático, se dijo extraoficialmente, se debió a una cita que tenía programada en la residencia oficial de Los Pinos. No obstante, a la hora en que se realizó la celebración religiosa -entre la una y las dos de la tarde-, el presidente Vicente Fox se encontraba en gira por Guerrero.
No obstante, a la Parroquia Francesa del Cristo Crucificado, en la colonia Polanco, sitio donde se realizó la misa, acudió un grupo importante de funcionarios de la embajada, encabezados por Orlando Silva, consejero político de la representación diplomática, quien disculpó al embajador ante los jerarcas religiosos que concelebraron.
En el inicio de su mensaje, el arzobispo agradeció la decisión del presidente cubano, Fidel Castro, de conceder recientemente el uso de un valioso inmueble en el centro de La Habana para el establecimiento de un convento de la orden religiosa del Santísimo Salvador y de Santa Brígida, cuya sede principal se encuentra en Roma. El mismo Morales Reyes fungió como intermediario entre la orden y el gobierno cubano para lograr el permiso y la entrega, en comodato, del inmueble que desde diciembre pasado ya ocupan las religiosas.
El prelado hizo votos por que México y Cuba tengan la vocación, el compromiso y la pasión por una paz justa y duradera, y recordó el reciente mensaje de Juan Pablo II con motivo de la Jornada Mundial de la Paz, en el que señaló que "no existe paz sin justicia y no hay justicia sin perdón", sobre todo entre quienes por alguna razón o por otra alimentan en su interior odio, deseos de venganza o ansias de destrucción.
Destacó que la Iglesia, en el actual contexto del terrorismo y de la guerra, exhorta a los hombres y mujeres de buena voluntad a ser artesanos de la justicia y jornaleros del perdón, la reconciliación y la paz. El Papa ha pedido a quienes tienen en sus manos el destino de las naciones que se dejen guiar siempre en sus difíciles y graves decisiones por la luz del verdadero bien del hombre, añadió.
Señaló que si bien la reunión fue para implorar por bendiciones para México y Cuba, que han vivido por décadas relaciones de concordia y armonía, también es necesario abrir los horizontes internacionales, a fin de pedir por la paz y la justicia para todas las naciones.
El presidente del Episcopado recordó lo dicho en 1963 por el papa Juan XXIII: "Entre las tareas más graves de los hombres de espíritu generoso hay que incluir, sobre todo, la de establecer un nuevo sistema de relaciones en la sociedad humana bajo el magisterio y la égida de la verdad, la justicia, la caridad y la libertad: primero entre los individuos; en segundo lugar, entre los ciudadanos y sus respectivos estados; tercero, de los estados entre sí. Tarea sin duda gloriosa, porque con ella podrá consolidarse la paz verdadera".
Entrevistado luego de la misa, el prelado descartó que oficiar una misa para celebrar el centenario de las ininterrumpidas relaciones diplomáticas entre ambas naciones represente una intromisión de la Iglesia en cuestiones políticas. Comentó que la celebración eucarística tuvo también el fin agradecer a las autoridades cubanas la apertura mostrada por el gobierno del presidente Castro.
Sobre el tema del bloqueo económico a la isla, citó las palabras de Juan Pablo II pronunciadas durante su visita a ese país, en enero de 1998, cuando pidió "que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba". Estas palabras siguen teniendo vigencia, dijo.
Por lo que toca a la apertura religiosa en Cuba, señaló que esto corresponde al propio pueblo cubano, pues la Iglesia, por conducto del Papa, sólo ha hecho la propuesta de diálogo y muestra de ello es que en distintas ocasiones ha recibido a jefes de Estado de todas las ideologías.