Ť Ganó el premio a la mejor actriz en el
Festival Internacional de Cine de Huelva
Otilia Rauda me enseñó a sentirme
orgullosa de mi cuerpo, afirma Gabriela Canudas
Ť La cinta de Dana Rotberg es el trabajo más importante
en mi carrera, dice la cubana
Con 12 años de carrera artística, la cubana
Gabriela Canudas obtuvo el premio como mejor actriz en el pasado Festival
Internacional de Cine de Huelva (España) por su personaje en Otilia
Rauda (cinta dirigida por Dana Rotberg), que se estrenará próximamente
en nuestro país. Canudas ha hecho teatro universitario, participado
en largometrajes como Gertrudis Bocanegra, Ave María
y Como agua para chocolate, en algunos cortos, y tuvo incursiones
en telenovelas como Demasiado amor y Lo que es el amor.
Varios meses le llevó a Gabriela Canudas meterse
en el ajustado vestido de Otilia Rauda, historia que por fin fue
llevada al cine tras más de cuatro años de posibles adaptaciones
y de siete semanas de filmación bajo el inclemente frío de
Perote, Veracruz.
-¿Qué piensas que te puede representar esta
película dentro del cine nacional?
-Tengo
muy claro que es una gran oportunidad de mostrar el trabajo de 12 años
de carrera, es el más importante que he hecho y deseo que guste
la historia. Claro que fui rodeada por un reparto de ángeles, yo
me sentía escoltada por Ana Ofelia Murguía, Alvaro Guerrero,
Alberto Estrella y Julieta Egurrola, quienes hicimos esta historia con
mucho amor. Creo que el cine nacional está teniendo un resurgimiento
y ojalá continúe; la historia de Otilia Rauda es muy
esperada y se quiere contar en cine desde hace años, así
que es una película largamente anhelada.
Gabriela Canudas es jarocha por adopción, nació
en La Habana, Cuba, de padre mexicano y madre cubana; del puerto de Veracruz
se trasladó a Xalapa para estudiar la preparatoria y después
partió a Estados Unidos, donde en un taller de teatro descubrió
la actuación.
Regresó a estudiar en la Facultad de Teatro de
la Universidad Veracruzana, y posteriormente ingresó a la Facultad
de Filosofía y Letras de la UNAM, para estudiar literatura dramática
y actuación.
"Este es el papel más importante de mi carrera",
asume modesta quien fue descubierta como actriz de cine debido al ojo clínico
de Rotberg y de Ripstein, éste último prácticamente
descubridor de Salma Hayek, otra jarocha que debutó con un estelar
en El callejón de los milagros, papel que la llevó
a Hollywood.
''Otilia le rompe el esquema a todo el mundo''
-¿Cómo fue el proceso para lograr el personaje?
-Recibí un llamado para leer unas líneas
de una película que dirigiría Dana Rotberg, a quien yo no
conocía. Estudié tres escenas y cuando me presenté
ante Dana me enteré que tenía un año haciendo castings
en Xalapa, Guadalajara y en la capital. A las dos semanas me avisaron que
era la elegida y que empezaba a filmar en dos semanas.
Así empezaron las largas jornadas de estudio junto
con Dana, y las largas pruebas de maquillaje del lunar que llevaría
el personaje. ''En la filmación nos llevaba más de dos horas
pintarme la mancha''. Gabriela leyó el guión, Dana no quería
que leyera el libro, ''pues lo que íbamos a filmar era la adaptación
y no quería que tuviera la referencia de la novela; pero hice una
travesura, me costó mucho trabajo encontrar la novela, no estaba
en librerías; fue mi amiga Gabriela Roel quien la tenía y
me la prestó, porque a ella le habían propuesto hace años
hacer Otilia Rauda''.
La idea que se capta en el guión es el de una mujer
que ''desafía a sus padres, a la ideología y a las creencias
del pueblo donde vive, así como a los hombres con los que se relaciona:
Otilia le rompe el esquema a todo el mundo que le pasa al lado".
-¿Es un personaje que desafía porque se
sabe bella?
-No. Creo que Otilia no se sabe bella, tal vez del cuerpo,
pero se avergüenza profundamente del lunar o la fealdad de su cara,
y de que todo mundo le hace mofa.
-En la novela ella es muy fea, bizca...
-Es fea de cara porque se dice que se parece al padre;
es muy fea, desfigurada, y es el contraste con su cuerpo que desarrolla
durante su adolescencia. Pero en toda su infancia es rechazada y es la
vergüenza de sus padres. Otilia es hija única, un personaje
marginado hasta por sus padres; la madre intenta taparle la cara con el
pelo. Así vive su vida con esta vergüenza hasta que un día,
en la adolescencia, descubre que todos la desean, pero también que
se burlan de ella, algo muy contradictorio.
Repugnante y atrayente
Gabriela Canudas es una mujer hermosamente jarocha, alegre,
con una voz poderosa y sensual, que deja en claro su pasión por
el personaje: ''Otilia es casada con el policía del pueblo (carnicero
en la novela), a cambio de una posición; otorgada por el padre de
ella, el cacique del pueblo, es entregada en un trueque y toda la ilusión
del amor le es decapitada. Pasado el tiempo, empieza a buscar el amor,
porque ella estaba segura de que sí existía''.
-¿Que representó para ti esta interpretación?
-Es un personaje muy complejo, porque la sexualidad de
Otilia comienza a estar a flor de piel en un momento determinado de su
vida. No es puta, como ella le aclara a su marido (a quien odiaba) en un
diálogo donde él la llama así, ella le responde que
las putas cobran y ella lo hace por el placer de buscar la posibilidad
del amor.
-¿Cuál fue la dificultad para entender al
personaje?
?La complejidad de crear a un personaje que no cayera
en la lectura fácil de que ante la adversidad se vuelve una puta:
Otilia no lo es. Paradójicamente, ella camina por el lado poético,
romántico, busca el amor. Fue la complejidad de buscar esta parte
humana, sensible, a pesar de lo desquiciada y endurecida que ella estaba,
a partir de las relaciones con sus padres avergonzados, con su nana y con
su único amigo, que es Melquiades (Alberto Estrella), hombre contrahecho.
La actriz retoma su pasión por Otilia: "Ella representa
esta prohibición a la sexualidad, a su cuerpo, que en un primer
momento atribuye a la mancha en su rostro, a la fealdad que ella siente,
pero no entiende el por qué. Repugna pero también atrae y
está negada a ser tocada: el padre y las creencias de la época,
así lo han dispuesto".
-¿Un tema muy actual?
-Por supuesto, desgraciadamente sí y ojalá
no fuera así, pero es una realidad. En la historia, Otilia decide
ante tal humillación hacer uso de su cuerpo y disponer de él.
El desnudo
Tanto en el libro como en la película, Otilia decide
enfrentar al mundo apareciendo desnuda en una reunión en una vieja
casona del pueblo. Narrativamente es una escena crucial, y así es
llevada al celuloide.
Gabriela narra el primer desnudo que hace en su carrera.
?En la historia es un parteaguas. Es muy fuerte. Otilia
decide aparecer cuan bella es. Para mí fue muy fuerte, pues es el
primer desnudo que hago, nunca había hecho uno ni en teatro ni en
cine. Cuando llegamos a filmar esa escena ya se había filmado casi
toda la película, eso me ayudo mucho y le agradezco a Dana profundamente,
pues ella quería que yo estuviera empapada del personaje para cuando
llegara a esta escena.
''Cuando la hice me di cuenta que todo lo que habíamos
filmado había sido tan fuerte, que cuando llegó el desnudo,
para mí era una escena más, donde tenía muy claro
que tenía que estar muy ubicada en el tiempo del personaje. Siempre
hacer un desnudo impone, pero estaba hermanada con Otilia y no me costó
trabajo bajar desnuda la escalera, al contrario, lo hice con tanto orgullo,
que puedo decir, sin duda, que fue Otilia quien me enseñó
a sentirme orgullosa de mi cuerpo, porque si yo no había hecho un
desnudo era también por un cierto temor a mostrarme, cosa que agradezco
a Dana y a Otilia Rauda.''
Concluye una apasionada Canudas al tiempo que hojea el
lujoso libro de arte, editado por la Universidad Veracruzana, que contiene
el guión cinematográfico y la historia de la filmación:
''Es la manera en que queda constatada la historia de la filmación,
en nada más y nada menos que un libro, que es el tatarabuelito de
todo lo que se hace en los medios. Que la película quede plasmada
testimonialmente en un libro es bellísimo, es algo que se debe fomentar,
no hay nada como hojear un libro, nada lo sustituye".
-Por último, pensando en que Salma Hayek tuvo una
oportunidad similar con El callejón de los milagros y que
fue fundamental para ser llamada a Hollywood: ¿Te imaginas ese camino?
-No me gusta especular. Antes me gustaba pensar mucho
en el futuro, pero he aprendido que no se debe uno adelantar a los acontecimientos,
que las cosas van sucediendo en el momento que tienen que suceder, y si
tengo una llamada de Hollywood, qué maravilla, y si no, qué
maravilla también. Mi carrera va a continuar en el teatro, en la
televisión y en el cine, como hasta ahora. Claro que me gustaría
seguir haciendo cine, no sólo en México, sino en otros países.