Ť Ya se presentaron a la Profepa propuestas alternas,
indica la ecóloga
Erróneos, los métodos de conservación
de suelos forestales que se aplican: Mireya Imaz
Ť En vez de retirar madera muerta, debe usarse
para regenerar las áreas de reserva, afirma
JOSEFINA QUINTERO M.
Las inercias de las políticas ambientales y la
aplicación de "programitas" que pretendían paliar los daños
a las zonas de conservación del DF generaron el empobrecimiento
de éstas, afirma la directora de Ecología y Medio Ambiente
de la delegación Tlalpan, Mireya Imaz, quien resalta la necesidad
de un cambio de actitud profundo, porque hasta ahora los bosques sólo
han sido considerados "como masa forestal, en metros cúbicos y billetes".
Por ello propone no comercializar árboles caídos, madera
muerta ni cualquier otra materia orgánica de las zonas boscosas
sino, al contrario, permitir que se reincorporen como nutrientes al suelo
de conservación.
Al contrario de lo que opinan las autoridades federales
sobre la urgencia de retirar la madera caída en los bosques para
evitar incendios forestales, Mireya Imaz, quien también es maestra
en ecología, advierte que los fuertes vientos de mediados de enero
deben ser un llamado de atención muy serio para las autoridades
sobre las consecuencias de la deforestación.
Explica que los árboles que caen en los bosques
bien pueden ser utilizados como composta para la revitalización
de los suelos. Propone el siguiente procedimiento: "retirar la madera caída
?sobre todo las ramas, que se incendian muy fácilmente?, almacenarla,
picarla y en época de lluvia esparcirla sobre la superficie de los
bosques, para que se reincorpore al suelo y sirva de abono orgánico
natural".
La funcionaria afirma que los fenómenos naturales
son muy poco comprendidos. Por ejemplo, dice, "los incendios, las nevadas
y los vientos se han visto como catástrofes, cuando en realidad
son eventos que forman parte de la vida de los ecosistemas y contribuyen
a mantener las zonas de conservación".
Desde su perspectiva, las consecuencias de las tormentas
ocurridas los pasados días 13 y 14 de enero en la ciudad de México,
que derribaron decenas de árboles, deben alertar sobre los daños
por la pérdida de suelos de conservación.
"Los árboles fueron arrancados de raíz porque
las tierras están empobrecidas, pues se aplican acciones de saneamiento
que lo único que logran es extraer toda la materia orgánica
que cae, sin permitir que se reincorpore a los suelos. Hay que recordar
que se trata de los nutrientes necesarios para la vida de ese suelo".
La capa orgánica del suelo, asegura, es muy delgada
y no hay proyectos de regeneración, sólo de reforestación.
De este modo, agrega, "mantenemos el círculo vicioso de plantar
árboles sin enriquecer el suelo de conservación".
Por lo pronto, informa, ya se propuso a la Procuraduría
Federal de Protección al Ambiente cambiar los métodos de
conservación de suelos, precisamente a partir de lo ocurrido durante
las tormentas de enero. El propósito, asegura, es inhibir el efecto
de la naturaleza en el propio ecosistema.
"Debemos cambiar de fondo el concepto que tenemos sobre
los bosques", indica. Así, de considerarlos sólo una masa
forestal conformada por metros cúbicos de árboles que significan
dinero, se les debe ver como ecosistemas donde habitan animales que viven
en relación con ese medio. Sólo de esta manera "entenderemos
que no se debe extraer la madera a la velocidad en que lo han hecho las
autoridades federales, como si se tratara de una urgencia".
Para la preservación del suelo forestal, dice,
deben replantearse los proyectos de prevención de incendios, saneamiento
y aprovechamiento. Y se pregunta: "¿Por qué no le entramos
en serio los tres niveles de gobierno a un proyecto de creación
de composta?"
Molesta porque la Asamblea Legislativa no consideró
en el presupuesto de egresos el medio ambiente dentro de los programas
prioritarios, Mireya Imaz advierte: "los diputados no tomaron en cuenta
lo relacionado con la ecología; apenas el agua potable, pero ¿de
dónde vamos a sacarla si no protegemos los mantos acuíferos?"
Menciona como posibles soluciones: "devolver un beneficio
comercial suficiente al agricultor para que no se vea tentado a vender
su tierra; hacer efectivas las normas y regulaciones; no permitir más
construcciones y crear infraestructura que permita detener ese proceso".