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Ť Schroeder y La Virgen de los sicarios,
cinta basada en la obra homónima del autor colombiano
''Cuento la misma obra de Vallejo, pero hago hincapié
en la relación sentimental"
CESAR GÜEMES
Barbet Schroeder entró a la mitología cinematográfica
desde que filmó Barfly, estelarizada por Mickey Rourke y
Faye Dunaway. Sin embargo, ese fue sólo el inicio. Por sus manos,
con su dirección, han actuado en los más recientes diez años
figuras como Glenn Close, Jeremy Irons, Bridget Fonda, Jennifer Jason Leigh,
Nicolas Cage, Helen Hunt, Samuel L. Jackson, Meryl Streep, Liam Neeson,
Michael Keaton o Andy García. A la lista es preciso agregar ahora
los nombres de Germán Jaramillo y Anderson Ballesteros, colombianos
ambos, quienes protagonizan su más reciente película, La
Virgen de los sicarios, basada en la novela homónima del prosista
Fernando Vallejo y que se estrenó en México hace cinco días.
Schroeder, que realizó estudios de filosofía
en La Sorbona y fue asistente de Jean-Luc Godard y de Eric Rohmer, así
como crítico de la Cahiers du Cinéma, hoy se encuentra nominado
al Oscar por La Virgen..., en representación de Colombia
ante el certamen.
-¿Acercarte a la obra de Vallejo fue en su momento
como aproximarte a la de Charles Bukowsky?
-Fue la misma pasión, el encontrar un alma hermana
en el deseo de trabajar y de poner en la pantalla el universo de ambos
escritores, muy diferentes entre sí. Los dos encuentros fueron muy
importantes.
Demasiados muertos para el cine
-Antes de la filmación, cuenta cómo fue
el trabajo con el autor de la novela.
-Básicamente
nos abocamos a visualizar la novela, porque el cine finalmente cambia las
cosas. El libro es un monólogo y la cinta se aproxima más
a la historia de amor entre dos seres humanos. En la película el
personaje del joven existe de una manera mucho más fuerte porque
contamos con la presencia física, a diferencia del libro en donde
aparece casi sólo mediante los escasos diálogos. Esa sería
la novedad entre la filmación y la obra escrita. De un cierto modo,
entonces, cuento la misma historia pero hago hincapié en la relación
sentimental. Otra diferencia en la que trabajamos fue en el número
de muertos que aparecen en el libro: para el cine eran demasiados. Para
mí la imagen de una persona muerta en la pantalla cuenta muchísimo,
de una sola, no puedo filmar el fallecimiento de alguien sin pensar que
es importante. Por eso me resultó imposible hacer una matazón
de 18 sujetos en una sola película y a eso se debió que redujera
las escenas pero no el horror de lo que significan.
-¿Estuvo siempre de acuerdo Fernando Vallejo?
-Sí, aunque él pensaba que se requería
un poco más de violencia física en la pantalla, pero tuvo
la confianza de permitirme actuar. El trabajo con él fue maravilloso,
pese a lo difícil de la adaptación. Hablamos de los dos protagonistas
de la historia que ya no tienen nada qué hacer más que aguardar
la muerte, están dentro de una forma de vida nihilista, caminan
sin dirección, no van a ningún sitio en particular. Así
que no me sorprendería que se apreciara la película como
un tanto existencial en el fondo.
Problemas de seguridad
-Rodar una cinta como La Virgen de los sicarios
en Colombia misma debió ser complicado. Seguramente no hubo apoyo
alguno por parte de las autoridades colombianas.
-No tuvimos apoyo y creo que no lo requerimos. Colombia
es un país libre y democrático donde se puede hacer cualquier
trabajo, no se requiere un permiso especial para filmar, por ejemplo. Los
problemas fueron solamente de seguridad para el personal y las cámaras
que eran muy costosas. La inquietud era respecto de un posible robo o incluso
de un secuestro, que por fortuna no se dio. Es una película ciento
por ciento colombiana.
-¿Es real que echaron mano de guardias armados?
-Digamos que nos rodeamos de un personal que nos brindara
seguridad. Es muy complicado realizar escenas en una calle del centro de
Medellín. Las cintas que he visto realizadas en esa ciudad se ruedan
en las colinas, en las afueras, en barrios donde hay una población
considerable pero no tanta como en el centro. En esa parte de la ciudad
hay muchas personas sin trabajo, desempleados que caminan por las calles
y que se detienen sencillamente para mirar lo que ocurre en su alrededor.
La estrategia para las escenas en que los personajes principales hablan
en la calle fue muy compleja. Necesitábamos que la gente al pasar
no mirara a las cámaras si queríamos obtener un resultado
profesional. Para eso nos inventamos varios sistemas, uno de ellos fue
contratar extras quienes sugerían a las personas que miraban a la
cámara que voltearan hacia otro lado. Pero en ocasiones hubo quien
no quiso moverse sino casi participar, para eso contamos con una segunda
opción: un grupo de diez basuqueros a quienes contratamos
para que le pidieran dinero a la persona reacia. Con eso bastaba.
-¿Es verdad que hubo una filmación alterna
a fin de distraer la atención de los posibles interesados?
-Sí, y fue algo muy divertido. Hicimos un rodaje
paralelo, en tono fársico, echando mano de las luces que nos restaban
y una cámara extra. A esa filmación acudía mucha gente,
mientras nosotros, cerca, hacíamos discretamente la película
de verdad. El caso es que las escenas serias implicaron varios trucos y
es casi un milagro que salieran bien.
Naturalidad colombiana
-Habla del reparto: ¿cómo elegiste, por
ejemplo, a Germán Jaramillo para el papel de Fernando?
-En México, donde empecé, tuve contacto
con muchos actores para ese papel, pero al llegar a Colombia me di cuenta
que era necesario un actor del país. La novela tiene un cierto ritmo
en el habla que requería casi por fuerza de una entonación
colombiana. Las mismas escenas que oí en boca de actores mexicanos
se escuchaban más naturales con personal de Colombia como en el
caso de Jaramillo, con una interpretación magnífica y que
además es antioqueño. Así que La Virgen...
en ese sentido no sólo pertenece a un país sino a una región
específica, la de Antioquia.
-La película ha tenido un recibimiento muy grato
en los diferentes países por donde ha pasado. En el Festival de
San Sebastián, por ejemplo, abarrotó la sala.
-Ha sido un éxito, por fortuna, tanto en España
como en América del Sur. En cuanto a Estados Unidos no tuvimos tanta
suerte porque el estreno fue tres días antes del 11 de septiembre,
y eso no ayudó. Sin embargo, conseguimos que La Virgen...
fuera nominada al Oscar. Me preocupaba, en todo caso, que fuera de Colombia
los espectadores no percibieran el humor local que contiene.
-Es una cinta muy distinta a tu anterior trabajo, Medidas
desesperadas, que se inserta claramente en el trhiller.
-Así es. Medidas... ofrece una variación
sobre un tema muy socorrido en Hollywood. Y ahora que tocamos el tema advierto
que mucho subvertir los géneros establecidos. En cuanto a La
Virgen... resulta que es un prototipo, no se parece a ninguna otra
porque sus raíces no vienen de la cinematografía, sino que
está anclada en la interpretación de Fernando Vallejo de
realidad de Medellín. En estas particularidades incluyo también
al "inventor" de los sicarios: Pablo Escobar. De él fue la idea
de que los sicarios se acercaran a la Virgen, no es una tradición
antigua sino inventada en los más recientes veinte años por
el propio Escobar. Digamos que trabajé en el mundo imaginado y diseñado
por Pablo Escobar.
-En tu filmografía es fácil observar que
produces una nueva obra cada dos años. Es una marca difícil
de igualar sobre todo cuando hablamos de cine de autor.
-Bueno, un par de años es el promedio que me toma
hacer una nueva cinta porque siempre voy a las locaciones a hacer documentales
previos a fin de familiarizarme con el entorno.
-Es un sistema muy distinto del que se maneja en Hollywood
y que también has trabajado.
-Implica un ritmo y una intensidad distinta a la de la
gran industria. En Hollywood, si uno quiere, consigue realizar una película
por año, pero tampoco más. El único lapso en que hice
tres cintas sin detenerme ni un solo día fue el que abarcó
El beso de la muerte, Antes y después y Medidas desesperadas.
Fueron tres años en los cuales no descansé jamás,
si no rodaba hacía la mezcla de sonido o realizaba pruebas para
el reparto o estaba al tanto de la edición. Después de esa
experiencia decidí detenerme, viajar, salir de Hollywood y así
me fui a Colombia a encontrarme con la obra de Vallejo que leí completa
y decidí hacer la película fuera del sistema.
Para el público latino
-Entendemos que tienes ya en puerta el estreno de Murder
by numbers, con Sandra Bullock y Ben Chaplin.
-Es verdad. Cuando hice La virgen... tuve la certeza
de iniciar el rodaje pero no de terminarlo. Corrimos con mucha suerte y
ahí está ya en cartelera. Y lo mismo me pasó con Murder...,
todo salió muy bien, fue una gran experiencia y tengo una enorme
alegría de haber conseguido esas dos cintas consecutivas.
-¿Qué esperas de la recepción de
La virgen... en México?
-Creo que será muy similar a la que tuvo en Argentina
o Chile u otros países latinoamericanos, en donde contó con
gran resonancia. En cuanto a la apreciación de lo que es el narcotráfico,
pienso que no habrá problema alguno. Recuerdo que, por ejemplo,
en cuanto a la existencia de sicarios, también los encontramos en
Venezuela. La realidad de que habla La virgen... creo que va directamente
al corazón de los espectadores latinoamericanos porque narra historias
que más o menos todos conocemos.