Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 20 de enero de 2002
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Cultura
02an1cul Ť Schroeder y La Virgen de los sicarios, cinta basada en la obra homónima del autor colombiano

''Cuento la misma obra de Vallejo, pero hago hincapié en la relación sentimental"

CESAR GÜEMES

Barbet Schroeder entró a la mitología cinematográfica desde que filmó Barfly, estelarizada por Mickey Rourke y Faye Dunaway. Sin embargo, ese fue sólo el inicio. Por sus manos, con su dirección, han actuado en los más recientes diez años figuras como Glenn Close, Jeremy Irons, Bridget Fonda, Jennifer Jason Leigh, Nicolas Cage, Helen Hunt, Samuel L. Jackson, Meryl Streep, Liam Neeson, Michael Keaton o Andy García. A la lista es preciso agregar ahora los nombres de Germán Jaramillo y Anderson Ballesteros, colombianos ambos, quienes protagonizan su más reciente película, La Virgen de los sicarios, basada en la novela homónima del prosista Fernando Vallejo y que se estrenó en México hace cinco días.

Schroeder, que realizó estudios de filosofía en La Sorbona y fue asistente de Jean-Luc Godard y de Eric Rohmer, así como crítico de la Cahiers du Cinéma, hoy se encuentra nominado al Oscar por La Virgen..., en representación de Colombia ante el certamen.

-¿Acercarte a la obra de Vallejo fue en su momento como aproximarte a la de Charles Bukowsky?

-Fue la misma pasión, el encontrar un alma hermana en el deseo de trabajar y de poner en la pantalla el universo de ambos escritores, muy diferentes entre sí. Los dos encuentros fueron muy importantes.

Demasiados muertos para el cine

-Antes de la filmación, cuenta cómo fue el trabajo con el autor de la novela.

DESBA-Básicamente nos abocamos a visualizar la novela, porque el cine finalmente cambia las cosas. El libro es un monólogo y la cinta se aproxima más a la historia de amor entre dos seres humanos. En la película el personaje del joven existe de una manera mucho más fuerte porque contamos con la presencia física, a diferencia del libro en donde aparece casi sólo mediante los escasos diálogos. Esa sería la novedad entre la filmación y la obra escrita. De un cierto modo, entonces, cuento la misma historia pero hago hincapié en la relación sentimental. Otra diferencia en la que trabajamos fue en el número de muertos que aparecen en el libro: para el cine eran demasiados. Para mí la imagen de una persona muerta en la pantalla cuenta muchísimo, de una sola, no puedo filmar el fallecimiento de alguien sin pensar que es importante. Por eso me resultó imposible hacer una matazón de 18 sujetos en una sola película y a eso se debió que redujera las escenas pero no el horror de lo que significan.

-¿Estuvo siempre de acuerdo Fernando Vallejo?

-Sí, aunque él pensaba que se requería un poco más de violencia física en la pantalla, pero tuvo la confianza de permitirme actuar. El trabajo con él fue maravilloso, pese a lo difícil de la adaptación. Hablamos de los dos protagonistas de la historia que ya no tienen nada qué hacer más que aguardar la muerte, están dentro de una forma de vida nihilista, caminan sin dirección, no van a ningún sitio en particular. Así que no me sorprendería que se apreciara la película como un tanto existencial en el fondo.

Problemas de seguridad

-Rodar una cinta como La Virgen de los sicarios en Colombia misma debió ser complicado. Seguramente no hubo apoyo alguno por parte de las autoridades colombianas.

-No tuvimos apoyo y creo que no lo requerimos. Colombia es un país libre y democrático donde se puede hacer cualquier trabajo, no se requiere un permiso especial para filmar, por ejemplo. Los problemas fueron solamente de seguridad para el personal y las cámaras que eran muy costosas. La inquietud era respecto de un posible robo o incluso de un secuestro, que por fortuna no se dio. Es una película ciento por ciento colombiana.

-¿Es real que echaron mano de guardias armados?

-Digamos que nos rodeamos de un personal que nos brindara seguridad. Es muy complicado realizar escenas en una calle del centro de Medellín. Las cintas que he visto realizadas en esa ciudad se ruedan en las colinas, en las afueras, en barrios donde hay una población considerable pero no tanta como en el centro. En esa parte de la ciudad hay muchas personas sin trabajo, desempleados que caminan por las calles y que se detienen sencillamente para mirar lo que ocurre en su alrededor. La estrategia para las escenas en que los personajes principales hablan en la calle fue muy compleja. Necesitábamos que la gente al pasar no mirara a las cámaras si queríamos obtener un resultado profesional. Para eso nos inventamos varios sistemas, uno de ellos fue contratar extras quienes sugerían a las personas que miraban a la cámara que voltearan hacia otro lado. Pero en ocasiones hubo quien no quiso moverse sino casi participar, para eso contamos con una segunda opción: un grupo de diez basuqueros a quienes contratamos para que le pidieran dinero a la persona reacia. Con eso bastaba.

-¿Es verdad que hubo una filmación alterna a fin de distraer la atención de los posibles interesados?

-Sí, y fue algo muy divertido. Hicimos un rodaje paralelo, en tono fársico, echando mano de las luces que nos restaban y una cámara extra. A esa filmación acudía mucha gente, mientras nosotros, cerca, hacíamos discretamente la película de verdad. El caso es que las escenas serias implicaron varios trucos y es casi un milagro que salieran bien.

Naturalidad colombiana

-Habla del reparto: ¿cómo elegiste, por ejemplo, a Germán Jaramillo para el papel de Fernando?

-En México, donde empecé, tuve contacto con muchos actores para ese papel, pero al llegar a Colombia me di cuenta que era necesario un actor del país. La novela tiene un cierto ritmo en el habla que requería casi por fuerza de una entonación colombiana. Las mismas escenas que oí en boca de actores mexicanos se escuchaban más naturales con personal de Colombia como en el caso de Jaramillo, con una interpretación magnífica y que además es antioqueño. Así que La Virgen... en ese sentido no sólo pertenece a un país sino a una región específica, la de Antioquia.

-La película ha tenido un recibimiento muy grato en los diferentes países por donde ha pasado. En el Festival de San Sebastián, por ejemplo, abarrotó la sala.

-Ha sido un éxito, por fortuna, tanto en España como en América del Sur. En cuanto a Estados Unidos no tuvimos tanta suerte porque el estreno fue tres días antes del 11 de septiembre, y eso no ayudó. Sin embargo, conseguimos que La Virgen... fuera nominada al Oscar. Me preocupaba, en todo caso, que fuera de Colombia los espectadores no percibieran el humor local que contiene.

-Es una cinta muy distinta a tu anterior trabajo, Medidas desesperadas, que se inserta claramente en el trhiller.

-Así es. Medidas... ofrece una variación sobre un tema muy socorrido en Hollywood. Y ahora que tocamos el tema advierto que mucho subvertir los géneros establecidos. En cuanto a La Virgen... resulta que es un prototipo, no se parece a ninguna otra porque sus raíces no vienen de la cinematografía, sino que está anclada en la interpretación de Fernando Vallejo de realidad de Medellín. En estas particularidades incluyo también al "inventor" de los sicarios: Pablo Escobar. De él fue la idea de que los sicarios se acercaran a la Virgen, no es una tradición antigua sino inventada en los más recientes veinte años por el propio Escobar. Digamos que trabajé en el mundo imaginado y diseñado por Pablo Escobar.

-En tu filmografía es fácil observar que produces una nueva obra cada dos años. Es una marca difícil de igualar sobre todo cuando hablamos de cine de autor.

-Bueno, un par de años es el promedio que me toma hacer una nueva cinta porque siempre voy a las locaciones a hacer documentales previos a fin de familiarizarme con el entorno.

-Es un sistema muy distinto del que se maneja en Hollywood y que también has trabajado.

-Implica un ritmo y una intensidad distinta a la de la gran industria. En Hollywood, si uno quiere, consigue realizar una película por año, pero tampoco más. El único lapso en que hice tres cintas sin detenerme ni un solo día fue el que abarcó El beso de la muerte, Antes y después y Medidas desesperadas. Fueron tres años en los cuales no descansé jamás, si no rodaba hacía la mezcla de sonido o realizaba pruebas para el reparto o estaba al tanto de la edición. Después de esa experiencia decidí detenerme, viajar, salir de Hollywood y así me fui a Colombia a encontrarme con la obra de Vallejo que leí completa y decidí hacer la película fuera del sistema.

Para el público latino

-Entendemos que tienes ya en puerta el estreno de Murder by numbers, con Sandra Bullock y Ben Chaplin.

-Es verdad. Cuando hice La virgen... tuve la certeza de iniciar el rodaje pero no de terminarlo. Corrimos con mucha suerte y ahí está ya en cartelera. Y lo mismo me pasó con Murder..., todo salió muy bien, fue una gran experiencia y tengo una enorme alegría de haber conseguido esas dos cintas consecutivas.

-¿Qué esperas de la recepción de La virgen... en México?

-Creo que será muy similar a la que tuvo en Argentina o Chile u otros países latinoamericanos, en donde contó con gran resonancia. En cuanto a la apreciación de lo que es el narcotráfico, pienso que no habrá problema alguno. Recuerdo que, por ejemplo, en cuanto a la existencia de sicarios, también los encontramos en Venezuela. La realidad de que habla La virgen... creo que va directamente al corazón de los espectadores latinoamericanos porque narra historias que más o menos todos conocemos.

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