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ENRON, LA VERTIENTE BELICA
La
frase con la que los demócratas ganaron la Casa Blanca después
de Bush padre ?"¡es la economía, estúpido!"? se aplica
claramente, con una pequeña modificación, al rumbo de la
administración de Bush hijo en cada uno de sus actos.
No se trata sólo del caso Enron, que involucra
al gabinete, al vicepresidente, al fiscal general y a buena parte de los
parlamentarios y ha dejado clara la utilización que hacen del Estado
los grandes intereses energéticos, con los cuales están coludidos,
delictuosamente, los llamados "hombres de Estado".
También es evidente que el clan de los petroleros
actúa a escala internacional, según sus intereses, como se
desprende de la virtual identificación entre la política
de Estados Unidos hacia los talibanes y Afganistán y los intereses
de la empresa Unocal, en la que participaron prominentes miembros del gobierno
de Bush.
Hamid Karzai, nuevo líder afgano tras el derrocamiento
de los talibanes, actuó como intermediario de Unocal ante éstos
para asegurar al gigante energético la construcción de un
oleoducto-gasoducto que sustituiría la vía rusa por la que
se envía petróleo desde el mar Caspio hasta Occidente, y
que dicha empresa esperaba controlar.
El enviado especial de George W. Bush a Afganistán,
Zalmay Khalizad -petrolero e hijo y nieto de petroleros-, trabajó
también, hace apenas cinco años, en la promoción del
acercamiento entre talibanes y Washington, e incluso invitó a los
fundamentalistas (ampliamente financiados por Estados Unidos, por otra
parte) a visitar la casa central de la energética en Houston.
"Pecunia non olet" (el dinero no huele), decían
los antiguos romanos, que sabían bastante del llamado "realismo
político".
Unocal y Estados Unidos reforzaron, por consiguiente,
el poder de los talibanes para sacar del negocio a sus competidores japoneses,
sauditas y hasta argentinos, que también negociaban con los fundamentalistas.
La guerra en Afganistán, con sus miles de muertos civiles y sufrimientos
terribles, que estaba lejos de ser sostenida por los talibanes, se explica
sencillamente porque éstos no sólo negaron el contrato a
Unocal, sino que lo otorgaron a petroleros sauditas.
Las bombas fueron el modo más sencillo de enderezar
la tratativa. Todo lo demás forma parte de la utilización
bélica de la información para justificar motivaciones energéticas
y ocultar la mano de quienes dirigieron y provocaron los ataques. "¡Es
el petróleo, estúpido!"