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Ť Recibió honores de hijo ilustre en su
pueblo natal
Música de gaita y un cerrado aplauso en el adiós
a Cela
Ť ''Estoy muriendo, no de vejez, sino de amor'', había
dicho
AFP Y REUTERS
Iria
Flavia, 18 de enero. El escritor Camilo José Cela fue sepultado
este viernes con honores de hijo ilustre en el cementerio de su pueblo
natal Iria Flavio, luego de fallecer el jueves en Madrid, a los 85 años.
Según su viuda, Marina Castaño, el autor
estuvo gran parte de su vida ''a la defensiva" porque, de manera injusta,
"se le atacó mucho".
No obstante los innumerables elogios recibidos por el
Nobel de Literatura 1989, definido entonces como un ''espíritu incansable''
por la Academia Sueca, la periodista expresó su deseo de que se
le conozca a partir de ahora, ''pues él era un gran desconocido".
Agregó: ''Nadie sabe de su calidad humana ni de su dimensión.
Es el escritor más grande del siglo XX y uno de los más grandes
de la literatura española. Después de Quevedo, hay que poner
a Cela".
A la salida de la capilla ardiente, donde fueron velados
los restos mortales del narrador, Castaño reveló que él
escribía una nueva obra cuando lo sorprendió la muerte.
''Ha dejado cosas empezadas'' y subrayó que tales
textos el escritor los ''guardaba herméticamente".
Camilo José Cela ''no se sintió nunca enfermo",
aseguró su viuda, incluso en su último poema -escrito antes
de agravarse su estado, en la clínica madrileña donde murió-
reafirmó su vitalidad:
''Sé bien que me estoy muriendo, pero no de vejez,
sino de amor."
Reposo bajo un olivo
Los restos del autor de La colmena y La familia
de Pascual Duarte, sus dos magnas obras, fueron sepultados bajo la
sombra de un viejo olivo en un sitio que él mismo eligió
hace seis años para ''reposar eternamente" junto a su madre.
Una fina lluvia que bañaba el día gris lo
despidió. La música de los gaiteros, interpretando el himno
del Antiguo Reino de Galicia, se mezcló en ese adiós con
un cerrado aplauso surgido de un verdadero túnel humano que rindió
homenaje al hijo ilustre del pueblo.
Los vecinos más antiguos de la aldea, ubicada al
noroeste de la península, aseguran que el olivo lo plantó
el propio Cela en su niñez, ''para crear la sombra que necesitaba
para su descanso eterno".