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Ť En 98 canceló proyecto de gasoducto;
hoy se evalúa nuevo contrato, según libro
"Renovados intereses" de la petrolera estadunidense
Unocal en Afganistán
Ť El dirigente interino de Kabul y el enviado especial
de Washington, claves en la transición de ese país
Ť Habrían dicho al talibán: "o tienen un
tapete de oro, o sea un acuerdo petrolero, o un tapete de bombas"
JIM CASON Y DAVID BROOKS CORRESPONSALES
Washington y Nueva York, 18 de enero. Tal vez el
nombre del "nuevo" Afganistán debería ser Unocalstán.
El nuevo líder interino afgano, Hamid Karzai, probablemente
rechazaría la sugerencia, pero sabría por qué se hace.
Dos de las figuras claves en la transición de ese país tienen
extensos vínculos con el origen de ese nombre.
Unocal es una gigantesca empresa petrolera estadunidense
que en los años 90, después de que el talibán tomó
el poder en Kabul, firmó un contrato para construir un gasoducto
para transportar gas natural desde un enorme yacimiento en Turkmenistán
a través del territorio afgano hasta llegar al océano Indico.
Pero algunos en la cúpula política estadunidense
se oponían al talibán y los ejecutivos de Unocal montaron
una campaña de cabildeo para promover las buenas relaciones entre
Washington y el régimen talibán en Kabul.
Todo esto se desmoronó en agosto de 1998 después
de los ataques a dos embajadas estadunidenses en Africa, de los que se
responsabilizó a Osama Bin Laden y su red con sede en Afganistán,
y en diciembre de 1998 Unocal canceló su contrato para construir
el gasoducto en aquel país al evaluar que la coyuntura no permitía
hacer otra cosa.
Los asesores
ŤPero antes de los ataques ocurridos en agosto de 1998,
Unocal había contratado a dos influyentes consultores para negociar
el acuerdo con el talibán y promover una relación más
cercana entre Washington y Kabul. Según reportó recientemente
el diario francés Le Monde, uno de estos consultores fue
el propio Karzai, el ahora líder interino del "nuevo" régimen
de Afganistán.
En la nota de Fracoise Chipaux publicada por el periódico
más prestigiado de Francia el 13 de diciembre, se informa que Karzai
fue uno de los principales asesores de Unocal en el proyecto del gasoducto
en Afganistán. Y Karzai no era el único ex empleado de Unocal
en Afganistán.
A finales del año pasado, sólo nueve días
después de que Karzai asumió su puesto al frente del nuevo
gobierno en Kabul, el presidente George W. Bush nombró a Zalmay
Khalilzad como su "enviado especial a Afganistán". Al arribar a
Kabul este mes, Khalilzad condenó severamente al talibán,
pero hace sólo cinco años atrás el mismo Khalilzad
trabajaba como asesor de Unocal y promovía una relación más
abierta y positiva con los talibanes.
"El talibán no practica el estilo de fundamentalismo
antiestadunidense practicado por Irán", escribió Khalilzad
en un artículo publicado en The Washington Post después
de que el talibán se estableció en Kabul. "Deberíamos...
tener la voluntad de ofrecer el reconocimiento y la asistencia humanitaria
y promover la reconstrucción económica internacional. Es
hora de que Estados Unidos se comprometa de nuevo (con el régimen
del talibán)".
Este argumento público fue presentado después
de que ya se conocían ampliamente los abusos del talibán,
y después de que Osama Bin Laden había establecido su sede
en Afganistán, y al mismo tiempo que la entonces secretaria de Estado,
Madeleine Albright, caracterizaba al régimen islámico fundamentalista
como "despreciable".
¿Por qué argumentaría en favor del
talibán un hombre de origen afgano que había trabajado en
el Departamento de Estado durante la presidencia de Ronald Reagan y en
el Pentágono durante la presidencia de George Bush, padre? La respuesta,
según varios reportajes publicados recientemente en la prensa británica,
y con menos perfil, la estadunidense, es el dinero.
En los años 90, Khalilzad fue asesor de Unocal,
de acuerdo con información publicada por The Independent
de Londres y The Washington Post, aunque este dato no aparece en
la biografía profesional oficial difundida por la Casa Blanca. En
este puesto, Khalilzad realizó una evaluación de riesgos
para Unocal sobre la viabilidad del gasoducto en Afganistán en 1996
y participó como representante de la empresa en los encuentros con
funcionarios del régimen talibán que la firma sostuvo en
Houston en diciembre de 1997.
Durante este periodo, el ahora representante del gobierno
de Bush en Afganistán argumentó en favor de establecer una
relación más cercana entre Washington y el talibán,
gobierno que el entonces presidente Bill Clinton se rehusaba a reconocer
oficialmente como legítimo.
Fin del sueño
La empresa y su consultor Khalilzad sabían que
"sin este 'rencuentro' (entre Washington y el talibán), no sería
posible para Unocal promover su objetivo de construir un gasoducto", explican
los corresponsales del The Independent en su nota publicada el 10
de enero.
Pero el fin de ese sueño llegó cuando el
gobierno de Clinton lanzó misiles contra los campamentos de Bin
Laden en Afganistán en respuesta a los ataques contra las embajadas
estadunidenses en Africa, y Unocal se retiró del contrato para construir
el gasoducto. Así, con el ex aliado ahora declarado como enemigo,
el guión cambió, y Khalilzad no tuvo dificultades en adaptarse
a la nueva realidad.
En 2000, el asesor propuso que Estados Unidos conformara
una alianza contra el talibán y en mayo del 2001 el presidente George
Bush nombró a Khalilzad asesor para Asia en su Consejo de Seguridad
Nacional de la Casa Blanca. Meses después, Khalilzad sería
nombrado enviado especial del presidente a Afganistán.
Hoy día ni Khalilzad ni Karzai son empleados o
asesores de la empresa. Sin embargo, la sombra de Unocal sigue sobre la
relación entre Washington y Kabul. El pasado 8 de enero, CNN transmitió
un programa donde el ex embajador de la Organización de las Naciones
Unidas para el asunto de las armas en Irak, Richard Butler, comentó
un libro recién publicado en Francia en donde se afirma que durante
los primeros meses del nuevo gobierno de Bush, Estados Unidos obstaculizó
las investigaciones sobre Osama Bin Laden mientras sus funcionarios evaluaban
la posibilidad de un nuevo contrato de Unocal en Afganistán. Un
subdirector de la FBI renunció en protesta por estas maniobras,
afirma el libro.
"Hay un gran premio aquí"
"Si ha de haber un oleoducto a través de Afganistán,
obviando así la necesidad de negociar con Rusia, eso también
costaría menos de la mitad de lo que costaría un oleoducto
a través de Rusia", explicó Butler en CNN. "Así, tanto
financiera como políticamente, hay un gran premio aquí. Un
oleoducto a través de Afganistán hasta la costa de Pakistán
sacaría el petróleo de Asia Central más fácil
y barato".
Al señalar que las versiones de este libro no han
sido comprobadas, Butler dijo a CNN: "el libro dice que los negociadores
le dijeron al talibán que tienen una opción. O tienen un
tapete de oro, o sea un acuerdo petrolero, o un tapete de bombas. Eso es
lo que alega el libro". Hasta la fecha, CNN no ha recibido un desmentido
oficial sobre estas versiones.
Con estos antecedentes, y con estas dos figuras encargadas
de construir el futuro de Afganistán, aún es posible que
todo este cuento pudiera acabar con un nuevo nombre para ese devastado
país. Unocalstán todavía podría aparecer en
los mapas.