Ť Tendría que tratar con interlocutores respaldados por gobiernos poderosos, señala

Desventajoso para México, abrir al sector privado la explotación de gas no asociado, advierte Cepal

Ť Provocaría presiones al gobierno para la apertura en materia de petróleo crudo, alerta

ISRAEL RODRIGUEZ J.

La apertura de los yacimientos de gas no asociado al sector privado presenta varias desventajas para México, alertó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al destacar que con la entrada de capital foráneo el país tendría que negociar con interlocutores muy fuertes y experimentados, respaldados por gobiernos poderosos.

Advierte que el crecimiento de la participación privada en este segmento de actividad con el tiempo presionaría al gobierno para obtener una profundización de la reforma que permitiera nuevas oportunidades de negocio, es decir, abrir la explotación del petróleo crudo. "Los procesos de apertura de las industrias petroleras nacionales a lo largo de la historia así lo revelan", puntualizó.

El organismo dependiente de la Organización de Naciones Unidas asegura que para permitir la participación del sector privado en la explotación de gas no asociado, "es necesario cambiar la Constitución y la ley reglamentaria respectiva, debido a la presencia de líquidos en la producción de gas, que son los hidrocarburos básicos". Pero admite que entablar una negociación en el Congreso podría ser muy desgastante, como sucedió con la reforma fiscal.

Estas afirmaciones del organismo internacional cobran especial relevancia después de que este jueves, el propio director general de Petróleos Mexicanos (Pemex), Raúl Muñoz Leos, reconoció que aún se encuentran diseñando las características de los llamados contratos de servicios múltiples, por medio de los cuales se permitiría la explotación de yacimientos de gas no asociado a las trasnacionales por plazos de hasta 20 años. Aseguró que dichos convenios no serán anticonstitucionales.

Otra desventaja, añade la Cepal, es que la renta ya no se queda totalmente en manos del Estado, sino que la parte que le correspondería dependería de su poder de negociación.

Reconoce que entre otros de los problemas que surgen con la apertura de los yacimientos de gas no asociado, es que no se sabe qué tipo de hidrocarburos se obtendría de un descubrimiento y en qué proporción. En consecuencia, sería necesario establecer criterios para definir ámbitos de competencia de acuerdo con las características del yacimiento.

En segundo lugar, habría que llegar a un acuerdo sobre la repartición de costos y beneficios. Aquí surge el delicado problema de fijar un "impuesto óptimo". La solución se complica cuando se toma en cuenta que la determinación del "impuesto óptimo" requiere un Estado realmente informado acerca de las dimensiones de dicha renta y sus variaciones temporales.

Sin embargo, con respecto al descubrimiento del recurso, la información previa es precaria, y la posterior asimétrica. Ello sin contar que todo contrato de riesgo se negocia y se firma conforme a una cierta correlación de fuerzas, por lo que su vigencia depende directamente del tiempo que dure dicha correlación.

Cuando la correlación se complica es inevitable que intervenga el gobierno sede de dicha compañía. El reciente conflicto de Teléfonos de México con las compañías de larga distancia, en la que acabó interviniendo el gobierno de Estados Unidos, es ilustrativo.

En contrapartida, indica la Cepal, la apertura del subsuelo podría generar un rápido e importante flujo de inversiones por parte de las empresas petroleras internacionales. México se beneficiaría así de la renta que estas empresas hayan obtenido en yacimientos localizados en otros países.

El organismo multilateral en su más reciente estudio sobre el sector energético de México, elaborado en el marco del Convenio Olade-Cepal-Sociedad Alemana de Cooperación Técnica, señala que la entrada de capital tendría además consecuencias favorables sobre los equilibrios macroeconómicos de corto plazo.

En conclusión, la Cepal destaca que para enfrentar la mayor demanda de gas natural, las opciones de México para incrementar la inversión y ampliar la oferta de gas natural no asociado se reducen fundamentalmente a dos: modificar el régimen fiscal de Pemex para que disponga de mayores recursos de inversión, o permitir que el sector privado participe en la búsqueda y la extracción del hidrocarburo en alguna modalidad contractual que implique asumir el riesgo geológico, como licencias, concesiones, contratos de producción compartida o contratos de asociación.