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Paco Ignacio Taibo II
La detención de Salvador Nava
El pasado lunes, agentes de la Policía Judicial Federal detuvieron en la ciudad de México a Salvador Nava, lo esposaron y como si de un peligroso narco se tratara, lo llevaron a San Luis Potosí, donde se le informó que se le encarcelaba por haber organizado en el año 96 un bloqueo de carreteras. Lo despojaron de sus pertenencias y lo dejaron en camisa, bajo el inclemente frío potosino, hasta que su familia pagó la fianza.
Salvador es consejero nacional del PRD, colaborador cercano de Cuauhtémoc Cárdenas y actualmente coordina en Nuevo León la campaña de Rosario Robles a la presidencia del partido. Nos conocemos desde hace muchos años y francamente le tengo una enorme estima. En tiempo rasposos como estos, Salvador es uno de los cuates que han mantenido la idea de que la política es un acto de principios, y que sin ética poco partido de izquierda se puede construir. Resiento a veces su sentido del humor salvaje y la virulencia de su lenguaje político; pero resulta siempre refrescante sentarse a discutir con él. Es sin duda una de las personas a las que acompañaría con los ojos cerrados si me invita a participar en una manifestación, y lo hemos hecho juntos muchas veces.
Los motivos de su detención se remontan a 1996, cuando efectivamente dirigió un bloqueo de carreteras de campesinos de la Huasteca que demandaban mejores precios para las cosechas de naranja y café, controladas por acaparadores, y que se declarara zona de desastre la región, que había sufrido devastadoras lluvias. Salvador era el presidente del PRD en San Luis, había sido candidato a gobernador y mantenía una larguísima lucha contra la imposición priísta que se remontaba a los movimientos que su padre había dirigido contra el fraude electoral. Era parte de esa ya mítica historia de resistencia social y desobediencia civil que fue el navismo, componente esencial en la construcción del clima político que permitió la ruptura del monopolio presidencial priísta.
Su detención y el juicio que tiene abierto obligan a hacernos tres preguntas. ƑQuién ha enloquecido? ƑEstá el panismo potosino cobrando viejas deudas? ƑNos van a meter a la cárcel a todos los que participamos en ocasiones de desobediencia civil contra las injusticias del viejo régimen?
Mientras banqueros defraudadores, ex presidentes, ex ministros y ex gobernadores millonarios -cuyas fortunas son en el mejor de los casos inexplicables-, represores y torturadores siguen en libertad, se detiene a los que protestaban contra los abusos del poder.
ƑSe abrirá causa penal contra un ex gobernador que apoyaba a los caciques y acaparadores ilegalmente, o se detendrá a los que organizaron las protestas? ƑSe detendrá a los que dieron la orden de disparar, a los que cerraron el derecho de la sociedad a expresar sus ideas, a los que compraron periodistas, a los que encarcelaron inocentes? ƑO irán a la cárcel los que salieron a la calle a enfrentarlos?
Sólo hay una manera de revisar judicialmente al viejo régimen, y es estableciendo las responsabilidades de los que originaron los conflictos, los que conculcaron libertades, los que reprimieron, los que violaron la Constitución en beneficio de sus bolsillos, sus amigos y sus poderes. Y no de los que se levantaron contra estos actos.
Detener y juzgar a Salvador Nava por haber participado en un bloqueo de carreteras que sucedió hace seis años, en el que además se reconoce que no hubo actos de violencia y en el que cuando llegaron las autoridades los bloqueadores levantaron el plantón y se pusieron a negociar, es un acto de barbarie. Peligroso, muy peligroso.