Academia Francesa: Denigrarla, pero de ser posible, tratar de ser parte de ella.

Beethoven: No pronuncie Bitovan. Desfallecer siempre que ejecutan una de sus obras.

Café: Agiliza la mente. Sólo es bueno el que viene del Havre. Debe tomarse de pie en una gran comida. Tomarlo sin azúcar es muy chic; da la impresión de haber vivido en Oriente.

Champiñones: Sólo deben comprarse en el mercado.

Darwin: Ese que dice que descendemos del mono.

Estudiantes de medicina: Duermen junto a los cadáveres. Los hay que se los comen.

Fábrica: Vecindad peligrosa.

Gimnástica: No puede hacerse la suficiente. Extenúa a los niños.

Incendio: Espectáculo digno de verse.

Japón: Todo es porcelana.

Kiosko: Lugar de delicias en un jardín.

Laconismo: Lengua que ya no se habla.

Medicina: Burlarse, cuando se siente uno bien.

Nerviosa: Se dice cada vez que no se entienda nada de una enfermedad; esta explicación satisface a quien la escucha.

Optimista: Equivalente de imbécil.

París: La gran prostituta. Paraíso de las mujeres, infierno de los caballos.

Queso: Citar el aforismo de Brillat-Savarin: "Un postre sin queso es una beldad tuerta".

Reconocimiento: No necesita expresarse.

Sacerdotes: Deberían castrarlos. Se acuestan con sus sirvientas y tienen hijos, a los que llaman sobrinos, pero no importa, porque también los hay buenos.

Toro: Padre del ternero. El buey sólo es el tío.

Universidad: Alma máter.

Vacuna: Sólo frecuentar personas vacunadas.

Wagner: Bromear al escuchar su nombre, y burlarse respecto a la música del futuro.

Yerno: ¡Yerno mío, todo está roto!

Zuecos: Un rico que comenzó pobre, siempre llegó a París en zuecos.

Gustave Flaubert