Sin reformas laboral y fiscal no prosperará el apoyo a pequeñas y medianas empresas

Ť Insta a logar una mejora regulatoria para que cuenten con un marco jurídico favorable

HUMBERTO ORTIZ MORENO

La Secretaría de Economía (SE) pone dos condiciones fundamentales para que tenga éxito su programa de pequeñas y medianas empresas, y responsabiliza a las de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y del Trabajo y Previsión Social (STPS) de su concreción y ejecución: una reforma laboral que privilegie la relación trabajador-empresa y el aumento de la competitividad, a la par de una política fiscal que simplifique el sistema tributario y se convierta en una herramienta del desarrollo, la inversión y el ahorro interno; que incentive la creación de empresas y fortalezca su estructura de capital, con un sistema aduanero eficiente que evite el contrabando y permita el ágil flujo de las mercancías.

Juzga inaplazable una mejora regulatoria que permita a las empresas contar con un marco jurídico y normativo favorable para su desarrollo, que elimine regulaciones inecesarias, simplificando y abreviando tiempos para la ejecución de trámites y operación de las empresas, y que facilite la realización de las inversiones.

Y es que, según un diagnóstico contenido en el Programa de Desarrollo Empresarial 2001-2006, la concentración del desarrollo económico sigue profundizándose en el país, pues en el Distrito Federal, estado de México, Jalisco, Veracruz y Puebla se concentra más de 40 por ciento del total de unidades productivas del territorio nacional y, en contraste, Nayarit, Quintana Roo, Campeche, Colima y Baja California Sur agrupan sólo 3.7 por ciento.

Los efectos de este fenómeno están reflejados en términos del producto interno bruto (PIB) por estado: el DF, estado de México, Nuevo León, Jalisco y Chihuahua generan más de 50 por ciento de la producción nacional de bienes y servicios, en tanto que las cinco entidades con menor participación aportan sólo 3 por ciento nacional.

Concentración empresarial

La Secretaría de Economía considera conveniente señalar que el efecto sobre el PIB estatal va más allá de la concentración de empresas, pues está relacionado con la distribución relativa de compañías grandes y medianas en comparación con las micro y pequeñas.

Esto es, que las factorías, según su tamaño, se distribuyen a lo largo del país de la siguiente manera: los estados dónde prevalecen las medianas y grandes empresas con relación a las pequeñas y micro son Nuevo León, Baja California, Distrito Federal, Sonora, Chihuahua y Coahuila, entre otros. Por el contrario, en las entidades del sur del país, como Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Tabasco y Veracruz, predominan las micro y pequeñas empresas, en relación con las grande y medianas.

En otras palabras, apunta la dependencia, en Nuevo León y Baja California existen entre 1.6 y 2.1 medianas y grandes compañías por cada 100 micro y pequeñas, contrastando con entidades como Chiapas y Oaxaca, que tienen entre 0.3 y 0.6 medianas y grandes por cada 100 micro y pequeñas.

Efectos regionales

La Secretaría de Economía puntualiza que los efectos regionales de esta concentración pueden observarse a través de las tasas de crecimiento del PIB regionales entre 1993 y 1999, que fue- ron desiguales entre las diferentes regiones, siendo la norte la más dinámica frente a la zona sur, que continuó a la baja.

A esta crítica situación, según la dependencia federal, se agrega la ausencia de una política adecuada de fomento a la inovación tecnológica y a la inclusión de tecnología de primer nivel en las empresas del país.

Esa carencia se refleja en una planta productiva vulnerable, a grado tal que durante el año pasado, del total de empresas mexicanas 99 por ciento tuvo un nivel de competitividad emergente, sólo 3 mil 377 cuentan con sistemas de calidad ISO 9000 y menos de 300 realizan algún tipo de investigación y desarrollo sobre sus procesos productivos.