Luis González Souza

Año 1 D.F.: Ƒ"Después de Fox", o de "Desastres junto a Fiascos"?

Tras tantas décadas de promesas, agravios y paciencias, un pueblo como el mexicano todavía acepta muchas burlas, salvo la de sus ilusiones. Demasiadas fueron las expectativas que Fox levantó durante la campaña que lo condujo a la Presidencia de México, hace poco más de un año. Más valiente que el mejor bombero, más mesiánico que Bush padre e hijo, decidió jugar con fuego -el fuego de las ilusiones populares- y vestirse de mesías, prometiendo no sólo un nuevo régimen, sino toda una nueva era para México. Eso sí, pidiendo mucha calma y paciencia a los escépticos, lo mismo que a sus detractores prematuros.

Pues bien, acaba de concluir el primer año de la era Fox, el año 1 D.F., y todavía no estamos seguros si tales siglas significan "Después de Fox", o un año de "Desastres y Fiascos". La frescura y aun el cinismo con que se encumbró el "nuevo" gobierno ahora obligan a evaluarlo con el mayor rigor y exigencia posibles. O algo similar a la evaluación plasmada en el Primer Informe Ciudadano, publicado por Causa Ciudadana con el aval de muchas otras agrupaciones civiles, antes de que Fox rindiese su primer Informe de Gobierno el pasado primero de septiembre. Y un informe donde ya se advertían las primeras tendencias distintivas del gobierno foxiano: las tendencias al incumplimiento de promesas electorales, lo mismo que la carencia de correctivos sólidos o creíbles, así como la postulación de nuevas medidas demagógicas.

Los tres meses posteriores al Primer Informe Ciudadano, para llegar al plazo exacto de un primer año de gobierno foxiano, sólo han servido para confirmar y apuntalar esas tendencias. Cumplido ese primer año, desaparecen todo tipo de reservas -políticas, metodológicas y hasta éticas- para posponer una rigurosa evaluación del gobierno de la "nueva era para México". El saldo de su primer año es francamente pobre. Nada en verdad "nuevo" que valga la pena: ni nueva era, ni nuevo régimen, ni siquiera nueva fe en un futuro mejor. Y es que, cuando los mesías resultan postizos, el hoyo inicial no hace sino crecer. Mal, muy mal, pues, este año 1 D.F. (después de Fox), salvo que su misión sea precisamente esa: hundir a México al punto de que luego se aplauda a cualquier rescatista, ya sea que se vista de Tío Sam, Gran Halcón, o con ornamentos pinochetistas o fujimorianos.

Tres fueron, a nuestro entender, los descalabros digamos letales que provocaron prematuramente -algo así como un aborto- el desplome del sueño foxiano, en su mismísimo primer año en el poder. Ellos son: 1) La ley antindígena con la que se apuñaló por la espalda a toda la población que directa o indirectamente movilizó la marcha del EZLN por 13 entidades de la República durante los meses de febrero y marzo del año que termina, y para lo cual ya no funciona el "lavatorio de Pilatos" al que juegan los poderes Ejecutivo y Legislativo, hoy ambos a cual más de (ir)responsables, en la óptica de los segmentos más vigilantes de la sociedad. 2) La nueva embestida contra los defensores de derechos humanos, brutalmente iniciada (Ƒo sólo anunciada?) con el artero asesinato de Digna Ochoa. Y 3) La indignísima y servil subordinación del gobierno foxista a la "nueva guerra" de Bush II, la guerra más terrorista de todas, pero eso sí, en nombre de la "lucha contra el terrorismo".

Esos tres tropiezos tienen un denominador común, cada vez menos oculto, aunque enunciable de muy diferentes formas: el apanicamiento ante los núcleos más conservadores, dentro y fuera del país (sean priístas dinosáuricos, panistas fascistoides o halcones bushianos), la insensibilidad ante las expectativas y demandas de los sectores más desposeídos, un pragmatismo llevado al extremo del mercantilismo más vil. O, dicho rápido, la farisaica costumbre de "querer quedar bien con Dios y con el diablo", o la machista querencia hacia los discursos plurisectoriales, junto a hechos de inequívoca subordinación a los poderosos. ƑDónde quedó el Superfox tan matador de víboras, tepocatas y demás?

Que su conciencia -si aún la hay- se lo diga. Pero la sociedad mexicana ya no está para más promesas, agravios y paciencias. Por cuenta propia, en ejercicio pleno de su autonomía, debe lucha más y mejor a efecto de que este año 1 D.F. no "haga camino", sino que se enderece de manera radical e inmediata. Al menos en el tramo más próximo, las pautas están claras. Corresponden exactamente a los tres tropiezos letales del gobierno foxiano. 1) Derogar la ley antindígena promulgada a mediados de año con el acarreo de un puñado de pseudolegisladores. 2) Enjuiciamiento pronto y convincente a todos los involucrados en el asesinato de Digna Ochoa. Y 3) Alto al neoservilismo ante Estados Unidos, e inmediato enlistamiento de México en las filas de la lucha por un orden mundial en verdad nuevo, capaz de generar una paz justa y digna, ya no sólo en Chiapas sino en el mundo entero. Lo cual, por cierto, fue la principal conclusión de las primeras Jornadas por la Paz, celebradas las últimas ocho semanas en la Casa de la Cultura La Pirámide y que, extraña o sospechosamente, prácticamente no tuvieron cobertura de prensa. Aun así, el libro va, con las memorias de dichas jornadas, y con el apoyo siempre solidario de la Editorial Rizoma.

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