11an1esp
LUNES Ť 10
Ť DICIEMBRE Ť
2001
ANDANZAS
Colombia Moya
Petipa y El Cascanueces
LA PROXIMA TEMPORADA de la Compañía
Nacional de Danza en el Auditorio Nacional revela varios puntos interesantes
y dignos de remarcarse, pues representan pasos decisivos en una nueva etapa
del desarrollo de la Danza en México.
EL 15 DE DICIEMBRE por primera vez se escenificará
el ya tradicional ballet en México El Cascanueces, de Petipa-Tchaikovsky,
luego de la aceptación que La bayadera logró en el
auditorio, con la consiguiente afluencia de un público masivo, y
por lo mismo, mayor difusión de dicha disciplina artística.
Sin duda alguna, también deberán reconsiderarse espacios,
escenografías y la cantidad de bailarines, lo cual también
abre buenas perspectivas para mayor número de estudiantes de la
danza y su aprendizaje escénico, cosa que ya se ha venido haciendo
con gente de Nieves Paniagua y algunas escuelas. Así parece que
todo un plan de gran difusión e impacto se reflejará igualmente
en la recuperación de gastos e inversiones -¡por fin!-, sin
descuidar la formación de estrellas de gran nivel, como lo requieren
dichos espectáculos. Por lo general, los grandes créditos
se dan a la plana burocrática de la compañía, sin
mencionar, o apenas haciéndolo, a los bailarines principales. Estos
son modos de pensar y acomodar las cosas, así como se acomodan las
coreografías originales, en este caso la de Petipa, a los montajes
que sobre el ballet realizan otras personas.
MUY
DISTINTO SERIA crear completamente nuevos ballets, o hasta versiones
totalmente diferentes de obras consagradas como ya hemos visto con El
Lago de Cisnes, Giselle y el propio Cascanueces, por
sólo mencionar algunas. Ya vendrá el tiempo, no lo dudamos,
en que se suelte la rienda completamente a nuevos coreógrafos y
sin miedo alguno se encumbre a intérpretes sobresalientes, se invite
a grandes estrellas a participar, así como a maestros, olvidando
el "temor" de que alguien pierda su arduamente trabajado "lugar". Lo importante
es que con Ignacio Toscano, las cosas parecen ir más de prisa que
desde los lejanos tiempos en que se inició con Adriana Salinas.
Sólo faltaría desbaratar los nudos gordianos de los tradicionales
grupitos de poder, que por más que se cante apertura, pluralidad
y oportunidades para más gente con enfoques distintos, todos sabemos
que las personas siguen siendo las mismas, manejando siempre lo mismo con
el viejo estilo autoritario y de concesiones entre amigos y compadres donde
se sostienen unos a otros, sin peligro, aunque las cosas vaya retrasadas
30 o 40... que más da.
LOS TIEMPOS EN que el Ballet Imperial de San Petesburgo
era movido por una camarilla de nobles y aristócratas poseen, sin
embargo, un patrón de conducta que parece subsistir en no pocos
casos por la propia estructura piramidal y noble de la danza clásica.
Ya el príncipe Iván Vsevolojsky, director de los teatros
Imperiales, pintor y dramaturgo, así como diseñador inicial
del original Cascanueces con su consejo de artistas y nobles, entre
los que se encontraba el propia Zar, decidían qué músicos,
diseñadores y bailarines debía usar un coreógrafo.
Un ambiente donde la democracia no tenía nada que ver, excepto la
ley del talento e imaginación probadas.
AFORTUNADAMENTE PETIPA NO objetó cosa alguna
cuando supo que trabajaría con Tchaikovsky El Cascanueces.
De hecho, él también había estudiado música
y composición y supo la métrica exacta que necesitaba para
su ballet; existen nueve hojas de su puño y letra en las que con
tiempos y diseños, ambiente musical y duración (se encuentran
en el museo de San Petesburgo) describía al compositor exactamente
lo que necesitaba, así, la unión creativa de Tchaikovsky
y Marius Petipa pudo resultar en una obra verdaderamente genial, que al
presente no ha podido ser rebasada. Mientras el talento rebase la criba
de la mediocridad y la democracia realmente dé oportunidad a nuevos
vientos sin ensalada publicitaria o demagogia del momento, así como
se repartan los bienes económicos apostando sin reserva a lo diferente,
los proyectos creativos y educativos, realmente cambiarán de manos
y podría esperarse una evolución más eficaz y rápida
en los productos finales de la cruzada cultural. Un arte de calidad propia
y representativa a la altura de lo que se sueña, se dice, se habla,
se quiere, pero no siempre se deja hacer. Mientras tanto, vamos de gane,
pues El Cascanueces en el Auditorio Nacional del desde el 15 de
diciembre, promete ser una fiesta para los chiquillos y el gran público,
lo cual vale la pena constatar. Vaya usted con su familia.
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