A pesar del holocausto, la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistan (RAWA) sigue luchando
Frente al holocausto de mujeres que están perpetrando los fundamentalistas islámicos conocidos como Talibanes (ver nuestro reportaje en páginas 5 y 6), cualquier forma de organización, no sólo para la resistencia sino aún para la sobrevivencia de las mujeres, es prácticamente imposible al interior de las regiones de Afganistán controladas por esta secta (90 por ciento del territorio).
No obstante esto, la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistan (RAWA), la más importante organización de mujeres, ha logrado seguir funcionando desde el exilio de los campos de refugiados en Pakistán (aproximadamente dos millones de refugiados). Allí realiza una enorme labor en educación, salud, organización económica y por los derechos humanos de las mujeres refugiadas; mantiene una importante red de contacto y apoyo a mujeres que permanecen en el interior del país y continúa su lucha por establecer un gobierno basado en valores seculares, laicos y democráticos y sus tareas de denuncia y difusión de la realidad de Afganistán.
RAWA fue fundada, en 1977, como una organización independiente, por mujeres intelectuales de Kabul, bajo el liderato de una brillante joven de 20 años llamada Meena, desde entonces ligaron su lucha por los derechos y el desarrollo de las mujeres (a través de la educación, la concientización y la organización de la población femenina) con el activismo político por una sociedad democrática. A partir de la ocupación soviética, en diciembre de 1979, RAWA se involucró en la lucha de resistencia con contenidos y sentidos diferentes a los de los fundamentalistas islámicos. Su planteamiento era "una sociedad sin invasores pero también laica y democrática, sin fundamentalismos". Fue en este tiempo que ellas iniciaron el trabajo en los campamentos de refugiados en Pakistán y que tanto los invasores soviéticos como los fundamentalistas islámicos iniciaron una tremenda represión contra las mujeres de RAWA, asesinando a muchas de sus líderes, entre ellas, en 1987, a su fundadora Meena quien fue asesinada por la KGB soviética en complicidad con fundamentalistas nacionales.
Aunque, como símbolo terrible de las acciones talibanas, la escuela donde estudio Menna y otras de las líderes de RAWA en Kabul, ha sido totalmente destruida, la organización que estas mujeres construyeron sigue en pié y luchando contra el más tremendo de los regímenes misóginos y Menna es el símbolo mundial de la lucha de las mujeres contra los fundamentalismos.
Invitamos a nuestras/os lectoras/es a participar en las campañas por poner fin a este holocausto de mujeres. Toda la información necesaria la podrá encontrar en los siguientes sitios de internet.

http://www.rawa.org
http://www.feminist.org/afghan/introduction.html
http://www.afghan-politics.org
Más información sobre el tema en: y en