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Todos somos la historia que nos contaron de nosotros, señala la autora de Huracán
 
Periódico La Jornada
Sábado 22 de junio de 2024, p. 3

En la novela Huracán se relata un país que no se entiende, fraccionado, casi caricaturesco, y el romper con los romances que se cuentan, por ejemplo, de la maternidad, pues los estereotipos son durísimos al imponerlos, expresó Sofía Segovia, autora de la narración recientemente reditada por el sello DeBolsillo.

La escritora explicó a La Jornada que en este texto habla de un huracán real, pero también de los huracanes personales de cada quien y cómo pueden abarcar la vida de otros. Un fenómeno que se hace mucho más grande y problemático. Lo escribí en 2000, cuando no se hablaba de la violencia contra las mujeres y los niños ni de la violencia sexual en casa.

Refirió que la situación que relató en Huracán, que se publicó en 2016 en Numen y ahora en DeBolsillo, sigue muy vigente, y quizá es mucho más urgente ahorita, porque ese huracán que percibí, como una chica del clima que lo ve saliendo de las costas de África, ahora ya lo tenemos en este lugar. No se puede ignorar la tormenta.

La historia explora la vida de Aniceto Morales, quien se asume como el regalado porque sus padres lo entregaron a otras personas. Cuando escapa de esa vida de semiesclavitud va recorriendo un mundo más amplio que ser cuidador de cerdos.

Segovia contó que Cozumel es el universo de su narración y donde los personajes “ya están atrapados por el huracán. Me pareció muy interesante ver en este momento a estos personajes que se creen protagonistas de su propia vida y decir ‘mira cómo te cruzas, compartes mucho más de lo que crees y puedes crear un huracán hasta en un vaso de agua’”.

Para ella, es importante crear los antecedentes de los seres en su novela, no nada más entregarlos a los lectores ya sólo porque digo que así es, sino que me gusta mucho ese recorrido y lo hago en todas mis novelas.

Continuó: “Esta novela es hiperrealista, porque también rompe con convenciones literarias, como la de que los personajes crezcan. No todos van a hacerlo, porque ejercen su libre albedrío. La vida te puede informar que eres uno o dos adjetivos, pero puedes tener la voluntad de ir a buscar nuevos objetivos y enriquecer tu vida.

“Los personajes son estereotipos: madres, padres, los del sur, los del norte, los de ciudad, los de zonas rurales, los gringos, los mexicanos... Todo está diseñado así, pero resulta que así es como nos vamos explicando. Nos gusta meter toda una población en algo del tamaño de un alfiler y con un adjetivo definirla. Me gusta pensar que estoy en el camino de romper esta historia, porque todos somos la historia que nos contaron de nosotros, pero puedes romper con ella y agregar más adjetivos.

Admiro a esas personas que están en esta novela, que rompen con las convenciones y los estereotipos, para poder entendernos un poco más y quebrar la división que percibí en 2000, para empezar a convertirnos en un país mucho más fuerte y rico, con conversaciones más profundas.