La artista argentina describe en un texto su experiencia frustrada en la Casa Xochiquetzal, que refugia a trabajadoras sexuales de la tercera edad. Ellas aseguran que la obra es misógina.
Entregó 3 mil 800 tarjetas de débito para este grupo, que dejó de ejercer su actividad por la emergencia sanitaria. El monto se dará a conocer cuando estas se activen.