En las calles persiste el olor a hidrocarburo, así como el dolor de cabeza, irritación en los ojos y garganta e incluso dificultades para respirar en adultos de la tercera edad.
Las tomas clandestinas fueron inhabilitadas y selladas por personal especializado de Pemex, y los inmuebles donde se guardaba el combustible robado quedaron asegurados.
De vender en su nivel máximo en enero de 2016, 146 mil de barriles diarios, paso a 96 mil barriles en septiembre de 2018, informó el director Octavio Romero.