Brad Sigmon, de 67 años, es el primer prisionero en EU en morir por ese método en los últimos 15 años; lo consideró preferible a la silla eléctrica o la inyección letal.
"Estoy en paz, estoy listo para ir a casa", dijo Steven Nelson, de 37 años, antes de recibir la inyección letal en el centro de ejecuciones del penal de Huntsville, 128 km al norte de Houston.