Velia H. G., propietaria de una iglesia evangélica y encargada del albergue “Aposento Alto” obligó a tres personas guatemaltecas a realizar trabajos de albañilería.
Un grupo de 80 migrantes buscaba cruzar por la Puerta 36 para entregarse a la Patrulla Fronteriza y pedir asilo, pero fueron regresados a México por del bordo del río Bravo.