Vale la pena replantear el papel de las personas juzgadoras. Cargamos el peso de una reforma que atenta contra todos los esfuerzos por una Judicatura independiente, imparcial y de calidad, dijo.
Son ajenos a cualquier condición que le beneficie a los ministros, ninguno de ellos tiene que ver con algún servicio, prebenda y mucho menos un privilegio, dijo.