"Estoy en paz, estoy listo para ir a casa", dijo Steven Nelson, de 37 años, antes de recibir la inyección letal en el centro de ejecuciones del penal de Huntsville, 128 km al norte de Houston.
Algunos estados están buscando nuevas formas de ejecutar a los condenados a muerte porque las drogas utilizadas en inyecciones letales, el método más común, se han vuelto difíciles de encontrar.