No hay voto directo para presidente, sino cada uno de los 50 estados realiza una elección con sus propias reglas y bajo supervisión estatal, no federal.
A pesar de haberse mostrado convencido de su triunfo ante los medios, Trump no ha perdido la ocasión de protestar por el sistema electoral estadunidense, al cual ha reprochado tardar demasiado en ofrecer los resultados.