El cambio ocurre después de años de inestabilidad fiscal y podría potencialmente ampliar el acceso del país a los mercados financieros internacionales.
Después de que la calificadora Fitch expresó preocupación sobre los indicadores de gobernanza, Sheinbaum sostuvo que “no tendría por qué cambiar la calificación si la situación política del país es muy buena".
Las finanzas de la empresa representan una presión para la calificación soberana del país, y ésta podría bajar, si aumenta la deuda como proporción del PIB.
Morales subrayó que a medida que la construcción y el gasto en los emblemáticos proyectos de infraestructura de López Obrador lleguen a su fin, espera que los mayores déficits fiscales sean transitorios.
Las acciones que socavan los marcos legales, se perciben “como un factor negativo que podría limitar la calificación de un proyecto”, señala la calificadora.
El dólar se fortaleció en medio de un consumo fuerte en Estados Unidos y las expectativas de que la Reserva Federal mantendrá una postura monetaria restrictiva.
La eventualidad ya fue incluida en la valuación de BBB- que Fitch Ratings tiene sobre el soberano; y la perspectiva estable implica que no habrá movimientos en los próximos 12 a 24 meses, explicó Carlos Morales.
La agencia colocó la nota en observación negativa, pues preocupa la capacidad y voluntad del gobierno mexicano para mejorar materialmente la posición de liquidez.
Las redes crecen de la mano del aumento en suscriptores y de mayores inversiones, pero las firmas en México enfrentan altos costos, producto de la inflación.
La calificadora dijo que espera una resolución sobre el aumento del techo de deuda, pero que “han aumentado los riesgos de que el límite de deuda no se eleve o suspenda”.
La calificadora detalló que los bancos quedan vulnerables a violar normas internacionales sobre el lavado de dinero y el financiamiento del terrorismo.