El retroceso fue generalizado y Alemania –la mayor economía europea– registró el deterioro más pronunciado de las condiciones fabriles de los últimos 12 meses.
Redujo su tipo de depósito en 25 puntos básicos, hasta 3.50%, mientras la inflación está a un paso de su objetivo de 2% y la economía bordea la recesión.
Dejó por quinta vez consecutiva sin cambios su política monetaria para ubicar el tipo de interés a 4.0%, nivel más alto desde el lanzamiento del euro en 1999.