En una misa de Año Nuevo en la Basílica de San Pedro, el pontífice exhortó a líderes de países ricos a eliminar o reducir las deudas que deben los países más pobres.
Debido a su estado de salud el pontífice rezó frente al altar en su silla de ruedas, a diferencia de años anteriores, cuando iniciaba la ceremonia postrado sobre el suelo.