Su radicalismo ideológico lo convirtió, tanto para seguidores o enemigos, en uno de los más importantes referentes políticos de la izquierda internacional en el siglo XX.
Se encargó en 1956 de la compra del yate Granma y de participar en los preparativos de la expedición de Fidel Castro para liberar a la isla de Fulgencio Batista.
La marcha, en la que participaron el líder de la Revolución cubana, Raúl Castro, y el presidente Miguel Díaz-Canel, repitió el desfile encabezado en 1953 por el líder histórico Fidel Castro.
El legado de Fidel Castro sigue vigente, y la crisis en que el Covid-19 puso al orden mundial es ejemplo de la necesidad de reivindicar su lucha e ideales.