La edad y las lesiones dejan en el desamparo a los luchadores que no tienen ahorros ni seguro médico, una triste realidad que hay que revertir, consideran.
Para el investigador de la UAM, las cubiertas que elegimos diario para salir a la calle son obras de libertad que diseñamos, son nuestro verdadero rostro.
En el famoso y céntrico mercado de La Ciudadela, en Balderas, las máscaras de luchadores se ven relucientes colgadas como ramilletes tornasol en muchos puestos.