Burkina Faso, y sobre todo el norte del país, está sumido desde 2015 en una espiral de violencias atribuidas a grupos yihadistas vinculados a Al Qaida y al grupo Estado Islámico (EI).
Este aumento de la tensión se produjo al día siguiente del golpe de Estado en el que los militares destituyeron al teniente coronel Paul Henri Sandaogo Damiba.