Ciudad de México. El pasado 25 de abril, México perdió a una figura clave en su diplomacia y academia: Eugenio Anguiano Roch, primer embajador de México en China (1972-1976) y destacado economista. Este miércoles, el Centro de Estudios China-México (Cechimex) de la UNAM rindió un emotivo homenaje para conmemorar su vida y obra, destacando su papel pionero en el fortalecimiento de las relaciones bilaterales con China y su dedicación a la formación de nuevas generaciones.
Lorena Rodríguez León, directora de la Facultad de Economía de la UNAM, resaltó la trayectoria de Anguiano, egresado de esta institución y con posgrados en Reino Unido. “Eugenio fue un diplomático destacado y uno de los principales estudiosos de Asia, particularmente de China, en México y América Latina”.
Destacó que Anguiano no solo abrió la Embajada de México en China durante la Revolución Cultural, sino que también regresó en los años 80 para presenciar la apertura económica del gigante asiático.
Su conocimiento profundo, basado en fuentes directas, y su generosidad para compartirlo con colegas y estudiantes fueron destacados como parte de su legado.
“Su compromiso con la transmisión de conocimiento a las nuevas generaciones era irrenunciable”, señaló Rodríguez, enfatizando su labor en la UNAM, El Colegio de México, el CIDE y foros como el Centro Tepoztlán.
Por su parte, el embajador Julián Ventura, diplomático de carrera y exalumno de Anguiano, lo describió como un mentor y figura paterna cuya visión global marcó a generaciones de internacionalistas. “Eugenio pensaba en grande”, dijo, recordando anécdotas como su mediación en asuntos internacionales y su liderazgo en negociaciones multilaterales en Viena.
Ventura destacó su obra académica, con publicaciones rigurosas sobre la economía y política de China, y su capacidad para inspirar a otros, desde sus clases hasta sus colaboraciones en medios de comunicación.
El homenaje, moderado por Yolanda Trápaga, catedrática de la UNAM, contó con la participación de investigadores como Rolando Cordera y Enrique Dussel, quienes resaltaron la calidez humana y la agudeza intelectual de Anguiano.
Su vida, marcada por un ascenso notable en la diplomacia y la academia, coincidieron deja un ejemplo de diplomacia. Como afirmó Ventura, “Eugenio fue un negociador respetado y temido, pero sobre todo, un ser humano entrañable”.