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Otra vez, David y Goliat

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La empresa mexicana Panam nunca se rindió frente a las voraces compañías de Estados Unidos. Foto tomada de X @PanamOficial
27 de abril de 2025 00:02

Uno de los asuntos que aún ocupan los titulares de las principales fuentes de información es la crítica de la comunidad empresarial de derecha hacia la República Popular China y su forma de comerciar sus productos en todo el mundo. Acusan al gobierno de Xi Jinping de invasor industrial y de seguir un sistema económico socialista más agresivo que el capitalismo más voraz de cualquier época. 

El tema lo ha traído a discusión en nuestro grupo de trabajo el compañero Mijaíl Blandino, desde su punto de vista filosófico. Es verdad, hemos sufrido décadas de invasión de todo tipo de mercancías, útiles e inútiles, prescindibles y no, aunque sí, algunas son de gran utilidad, como las que ayudan a mejorar la atención de la salud; pero la invasión de accesorios, alimentos, técnicas y muchas modalidades más, no comenzó en el siglo XXI. Hace más de 500 años hemos sido invadidos, infiltrados y mutilados científica y técnicamente, aunque, no nos dábamos cuenta o simulábamos indiferencia. 

Quienes han promovido el método del libre mercado (depredador del desarrollo industrial de muchos países), ahora se sienten víctimas. China y México, entre otros países más, han sufrido la guerra de aranceles, de boicoteos con fines políticos y de dominio económico. Tratados comerciales han sido firmados, violados y utilizados como pretexto para seguir invadiendo. El auge industrial y comercial de China no lo va a detener una guerra arancelaria estúpida, como la que ha organizado la élite millonaria empresarial estadunidense, conjuntamente con la también millonaria élite política republicana y demócrata. Y nuevamente, como siempre, los Goliat neoliberales hacen alarde de su poderío, pese a los desastres mundiales que han ocasionado. Es ahora que, casualmente, se han dado cuenta de que los David han crecido, se han desarrollado y han cambiado de armas. No más hondas y piedras. Hoy cuentan con espectaculares armas y metodología dispersa por el mundo. 

Es motivante el ejemplo de la empresa Panam (Producto Nacional Autentico Mexicano), ciento por ciento mexicana, que nunca se rindió frente a las voraces industrias estadunidenses Nike, Puma y Adidas. Como dice el investigador Yolo Camotes, autor del documental Panam y su lucha contra marcas internacionales, la familia Pérez y Melem sus fundadores, con más inteligencia, decisión y orgullo por su empresa, se enfrentaron a la aplastante campaña publicitaria proveniente de quienes quisieron desaparecer para siempre a la fábrica de tenis más famosa de México. 

Durante la década de los 70 el crecimiento de la marca fue definitivo, era el calzado más utilizado entre la población estudiantil, desde primarias oficiales, incluso privadas; el uso de ese tipo de calzado era exigido por las autoridades como parte del uniforme de educación física y deporte y, por supuesto, este tipo de zapatos diferentes a lo tradicional, fueron utilizados por una población cada vez más amplia, debido a su duración y precio accesible. 

Las marcas extranjeras mencionadas hicieron todo lo posible por desaparecer a Panam; no obstante, hoy es una marca fuerte, internacional y original con proyección mundial que, lejos de desaparecer, ha ganado terreno ante la poderosa Nike, ya que ésta plagió el logotipo de Panam y algunos de sus diseños. Finalmente, la ley dio la razón a la empresa mexicana. Hoy la empresa se ha consolidado; aumentó la producción y la distribución, e incluso abrió sus propias tiendas, en México y Estados Unidos. 

Es fuente de trabajo para 450 mil obreros en el país y beneficia a empresas proveedoras de materia prima. Su producción anual llega a 3.2 millones de pares. Han vendido más de 7.2 millones en 45 países y continúan incrementando el mercado. Gracias a esta empresa, la industria nacional del calzado ocupa el noveno lugar en el mundo como productora y exportadora, después de China, India y Vietnam. Se puede decir que la marca es tendencia en el mundo, ya que las ediciones especiales son de colección. Panam es un orgullo nacional. 

Es importante recordar que gran parte de las empresas extranjeras acabaron con un sinnúmero de marcas y pequeñas industrias mexicanas, no sólo del gremio del calzado, sino de otros productos. La competencia fue desleal siempre, pero no nos dábamos cuenta. La publicidad extranjera supo infiltrarse en cada hogar mexicano. Nos hicieron creer que “lo extranjero era lo mejor”. Se difundió el nefasto pensamiento de que lo hecho en México era de mala calidad, fuera de época y símbolo de atraso industrial. Así crecimos. 

Desde Miguel de la Madrid, pasando por el más devastador privatizador en la historia del país, Carlos Salinas, y un largo etcétera, la industria mexicana, en general, ha estado en peligro de extinción. Quisieron desaparecer Pemex, la CFE y otras empresas, pero no pudieron ni podrán. 

Otro ejemplo es la industria nuclear. ¿Quién dijo que no tenemos capacidad para construirla, dirigirla y desarrollarla en México? Si esta industria se detiene, el beneficio no llegará a la población y la oportunidad de disminuir del dióxido de carbono no se aprovechará en este rubro. 

Los impulsores del libre comercio hoy lloran por la aplastante industria china y la acusan de invadir los mercados del orbe. Ahora dirigen sus amenazas y ataques a todo el mundo. La industria mexicana está en la mira también, pero el ejemplo de Panam nos alienta, como ya decíamos al inicio. Los mayores invasores han sido los capitalistas de siempre y sufren porque pierden cada día sus dominios. 

(Colaboró Ruxi Mendieta.) 

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