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Crisis agrícola y dependencia alimentaria

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Después de 30 años de libre comercio, México es peligrosamente dependiente de la agricultura de Estados Unidos para la alimentación de la población. Foto Germán Canseco/Archivo
27 de abril de 2025 00:04

La primera acción del Plan México del gobierno actual se propone ampliar la autosuficiencia alimentaria, una intención fracasada en el gobierno del presidente López Obrador, que en el nuevo contexto internacional de tensiones comerciales con Estados Unidos, se muestra cada vez más urgente. Aunque en el mercado abierto no es posible lograr la autosuficiencia alimentaria, disminuir la dependencia de importaciones de alimentos es inaplazable. 

Luis Hernández Navarro alertó al ponerse en marcha el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, de que Estados Unidos proponía a los países del sur dejar en el pasado sus esfuerzos para volverse autosuficientes en la producción de alimentos y ahorrar dinero importando alimentos producidos por ellos. bit.ly/3RDAgdc 

Después de 30 años de libre comercio, México es peligrosamente dependiente de la agricultura de Estados Unidos para la alimentación de la población. A esto se suma la sequía que impacta las áreas de agricultura comercial, la falta de recursos para el fomento de la producción, las erróneas políticas agrícolas del sexenio anterior que castigaron a la agricultura destinada al mercado interno y destruyeron los escasos programas de financiamiento, comercialización y fomento que habían sobrevivido a las políticas neoliberales. Como resultado, la producción de granos básicos en 2024 fue la más baja de los últimos 10 años. 

Sin evaluación alguna, los programas desintegrados e ineficaces que operaron durante el periodo de López Obrador se incluyeron en la Constitución y absorben la mayoría de los recursos para el sector rural. 

En este escenario constreñido por la crisis climática, la economía y la política, la presidenta Sheinbaum se propone ampliar la autosuficiencia alimentaria, aumentando la producción de maíz blanco, frijol, arroz, y leche, a partir de un nuevo programa Cosechando Soberanía, que se destinará en 2025 únicamente a 300 mil productores individuales, pequeños y medianos, de hasta 5 hectáreas de riego y 20 de temporal, y alcanzará a 750 mil productores en 2030. Los campesinos podrán acceder, entre otros apoyos, a tasas blandas de crédito y seguros de producción y precios, pero beneficiará sólo a 6.5 por ciento de los productores en 2025, y en 2030 a 16 por ciento. Programas de este tipo, tal como Sembrando Vida, provocan una mayor desigualdad en el campo. 

El programa distingue el maíz blanco para la alimentación, del amarillo para forraje y se compromete a mantener la autosuficiencia en el maíz blanco, en un momento en que las importaciones de maíz amarillo alcanzarán cifras nunca vistas. A diferencia de su antecesor, el gobierno actual no se propone aumentar la producción de maíz amarillo para garantizar el abasto a los ganaderos e industrializadores, muchos de ellos trasnacionales. bit.ly/4d04Mrp 

El gobierno propone que la producción de maíz blanco llegue este año a 21.3 millones de toneladas, al aumentar la producción 440 mil toneladas, y para 2030, alcance 25 millones de toneladas, con un incremento de 3.6 millones de toneladas. 

Durante 2024, se produjeron únicamente 20.9 millones de toneladas de maíz blanco debido a una fuerte caída de 3.7 millones durante el ciclo otoñoinvierno, principalmente en Sinaloa, en donde se sembraron menos de la mitad de las hectáreas que el año previo, por falta de agua y debido al descalabro sufrido por los agricultores en la comercialización de su cosecha en 2023. Entre 2023 y 2024 se esfumaron 3.7 millones de toneladas de maíz blanco que se intentan recuperar a finales de 2030. 

Las toneladas adicionales se cultivarán en diferente cantidad en cada uno de los estados del sur y sureste escogidos por tener agua: Chiapas, Veracruz, Campeche, Oaxaca, Guerrero, Tabasco, Yucatán y Morelos. 

En paralelo, el gobierno intenta estabilizar la producción de las regiones cerealeras impulsando la tecnificación del riego para atenuar los estragos que causan la sequía. 

Proponerse cambiar parte de la producción de la gramínea del noroeste y el Bajío, al sur y sureste, puede ocasionar fuertes conflictos económicos y sociales en regiones en que la agricultura tiene un aporte económico sustancial. 

El programa Cosechando Soberanía no puede solucionar los graves problemas estructurales que enfrenta el resto del sector agrícola, sin financiamiento, crédito ni seguros; sin sistemas ni instituciones de comercialización; sin regulación ni fomento a la producción. Así un riesgo es que, aunque las metas del programa se cumplan, la producción de los estados maiceros decaiga y el país amplíe su dependencia. 

La propuesta de encadenar la producción de maíz a la fabricación de harina, a partir de plantas estatales procesadoras y su venta en las Tiendas del Bienestar, con participación de los campesinos, únicamente apoyará este año a 48 mil 500 productores y en 2030 incluirá a 62 mil 500 campesinos. Desafortunadamente, este programa no cambiará la situación de crisis que vive el campo. 

*Directora del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano



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