El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una disminución del dinero enviado a hogares en América Latina por trabajadores inmigrantes en Estados Unidos, particularmente a México y Centro América, lo que tendrá un impacto sobre el consumo y la actividad económica.
En sus perspectivas económicas para la región, el organismo reiteró que el crecimiento económico en América Latina y el Caribe se desaceleraría este año, lastrado en parte por la incertidumbre política y comercial, así como por el impacto de los aranceles.
“Esperamos que las remesas disminuyan en el futuro”, dijo Rodrigo Valdés, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, durante la presentación en Washington de las Perspectivas Económicas Regionales.
Valdés dijo que si bien el envío de remesas está aumentando, el Fondo lo considera algo temporal. “Esto sería un reto para las economías, ya que se trata de un shock probablemente más persistente”, dijo Valdés, al apuntar que la caída se sentirá principalmente en Centroamérica, ya que algunos países centroamericanos, incluidos El Salvador, Honduras y Nicaragua, reciben más de 20 por ciento del producto interno bruto en remesas.
Explicó que los países de América Latina y el Caribe enfrentan el desafío de absorber a las personas que migraron y que están regresando. “Hay países que tienen problemas para la reinserción de migrantes”, apuntó.
No obstante, explicó que el regreso de inmigrantes también representa una oportunidad, ya que hay países donde actualmente hay escasez de mano de obra y los mercados laborales tendrán que ajustarse.
Por su parte, Nigel Chalk, director del Hemisferio Occidental del FMI, indicó que en los últimos dos años se ha reducido el flujo migratorio hacia Estados Unidos, lo que también afecta a ese país, ya que tendrá un impacto en el consumo y la demanda. Señaló que en los rubros de construcción, servicios y entre los trabajadores del campo, serán los sectores donde más se resentirá la afectación de la demanda.
Dijo que aproximadamente los últimos dos años se ha visto entre 3 y 3.5 millones de trabajadores, entrando a Estados Unidos, de ellos sólo 20 por ciento son migrantes con permisos de trabajo. Indicó que en países fornterizos va a ver una reducción de quienes entren por canales formales, tendencia que “va a quedar en ceros”.
La reducción de los flujos migratorios, dijo, tiene implicación en las economías, en primer lugar, en el mercado laboral. “Esa llegada de trabajadores ha sido importante para ayudar a Estados Unidos a equilibrarse y promover el crecimiento”. “Ese grupo de personas contribuye en la economía de Estados Unidos porque consumen. Eso va a lastrar la parte de la demanda”, advirtió Nigel Chalk.
El FMI dijo esta semana que espera que el crecimiento en América Latina y el Caribe se desacelere en 2025 a 2.0 por ciento desde la expansión de 2.4 por ciento del año pasado y por debajo de la previsión de 2.5 por ciento que observaba en enero pasado.
“El panorama económico actual está determinado por una compleja interacción de factores mundiales que van desde los aranceles y las perturbaciones de la cadena de valor, hasta la volatilidad de los precios de los productos básicos y los mercados financieros, a la incertidumbre política”, indicó Rodrigo Valdés.