Chihuahua, Chi. Migrantes mexicanos y extranjeros que permanecen alojados en la Casa del Migrante de la Diócesis de Ciudad Juárez, participaron en una misa, la mañana de este martes, en recuerdo del Papa Francisco y para pedir por su eterno descanso.
“En un altar con las banderas de países de Latinoamérica y la Virgen de Guadalupe, en el patio del albergue, el sacerdote Francisco Javier Bueno comentó el Evangelio del martes de la octava de Pascua, en el que Maria Magdalena llora ante la tumba vacía, “esto representa al migrante, el migrante que busca y no se resigna, que no deja de amar y se aferra a la esperanza, incluso entre el dolor”.
“Pedimos por el alma del Papa Francisco, y lo hacemos como comunidad migrante e Iglesia que camina, recordando con amor la visita que el Santo Padre tuvo a Ciudad Juárez, en febrero del año 2016, lo que fue un gesto de cercanía, de consuelo y lleno de misericordia”.
“Aquí en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar a tantos mexicanos que también buscan pasar al otro lado. Un paso, un camino, cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano y de la trata de personas”, señaló el Papa Francisco en misa llevada a cabo en el bordo del río Bravo, a metros de la valla fronteriza que separa a México de Texas, el 17 de febrero de 2016.
El sacerdote director de la Casa del Migrante, Francisco Javier Bueno, enfatizó que "recordaremos a Francisco como el Papa de la Misericordia y el Papa de los Migrantes, quien siempre luchó por dar voz a los pobres, a los marginados y a todas las personas en contexto de movilidad”.
“Además, el Papa Francisco fue firme en reforzar la tarea de la Iglesia hacia las personas refugiadas, dejándonos su legado en cuatro verbos fundamentales: acoger, proteger, promover e integrar”.