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Los trapos sucios de Marco Rubio

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Marco Rubio, secretario de estado de Estados Unidos. Foto Afp
14 de abril de 2025 00:02

Con su peculiar lenguaje de “estadista”, el 8 de marzo el procaz inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump, afirmó que de manera “servil” líderes extranjeros lo habían buscado para “besarle el trasero” con el fin de negociar una baja en los aranceles que entraban en vigor el día siguiente. Prototipo del narcisista maligno, tras su regreso a la Oficina Oval, en sólo tres meses Trump ha superado los estándares mafiosos de su primer mandato. Es cierto que la mayoría de los presidentes de EU han usado métodos gansteriles, y algunos, como dijo Noam Chomsky, si se aplicaran los principios de Nuremberg habrían sido colgados como criminales de guerra. Pero lo que caracteriza a Trump, es que él lo hace de manera abierta y brutal, en fuerte contraste con los modos más sutiles de sus antecesores apegados a la “política del gran garrote”, el famoso epígrafe imperialista de Theodore Roosevelt: “Habla suave, carga un gran garrote y llegarás lejos”. 

Así, el perfil corrupto del secretario de Estado, Marco Rubio, parece peccata minuta. La doble moral del oportunista ex senador republicano de Florida, quedó exhibida cuando mutó de principal instigador, chantajista político y cabildero −junto al ex senador de Nueva Jersey, Bob Menéndez, sentenciado a 11 años de prisión por soborno, extorsión, conspiración y obstrucción de la justicia− a favor de fondos de la Agencia para el Desarrollo Internacional de EU para la subversión y promover cambio de régimen en Cuba, Venezuela y Nicaragua, a recortar esos presupuestos y defender la política de Trump. 

Exponente de los halcones del Partido Republicano −en conflicto con el movimiento MAGA (acrónimo en inglés de “Haced grande a EU otra vez”), representado por el enviado especial de Trump, Richard Grenell−, las prioridades de Rubio están centradas en la migración irregular a EU; frenar la influencia de China en la región, y ejercer la diplomacia coercitiva en función de dos objetivos declarados de su jefe: “recuperar” el control del canal de Panamá e imponer aranceles “secundarios” de 25 por ciento a los países que compren hidrocarburos a Petróleos de Venezuela (PDVSA). Para ese objetivo −dirigido a usar a Venezuela para la contención hemisférica de China−, en consulta con los secretarios del Tesoro, Comercio y Seguridad Nacional, Rubio podrá hacer un uso discrecional de la orden ejecutiva suscrita por Trump el 24 de marzo pasado. 

Partidario de la política de “máxima presión” contra Nicolás Maduro durante el primer mandato de Trump, Rubio está involucrado en el despojo y robo de activos de CITGO Petroleum Corporation, filial de PDVSA en EU, en los que figuran el Departamento de Estado, la Oficina de Control de Activos Extranjeros, el Banco de Inglaterra y Exxon Mobil, como parte del entramado que dio legitimidad internacional al gobierno fake de Juan Guaidó. 

Según ventilaron medios del sur de Florida, el Servicio de Impuestos Internos (IRS, sistema tributario estadunidense) y el Departamento de Aplicación de la Ley, han recibido información de una fuente en CITGO, que liga a Rubio y a su viejo amigo y correligionario político, el ex congresista cubano-estadunidense David Rivera, con corrupción asociada al corporativo. Sin embargo, influyentes republicanos en Florida han bloqueado la investigación. De octubre de 2020 a abril de 2021, un denunciante que pidió acogerse al programa federal de protección a testigos, proporcionó información a Christopher J. Woehr, Little Duane y Claudia Mulvey y George Stephan (agente especial del Departamento del Tesoro encargado de investigaciones criminales del IRS) sobre transacciones irregulares y presunto lavado de dinero desde CITGO, a través de Luisa Palacios (miembro de su junta directiva), a bancos en Suiza, Austria, Hong Kong y México, y a cuentas de David Rivera, Diana Rivera McKenzie (hermana de David) y Esther Nuhfer (vinculada a Rubio) en el Chase Bank de Miami Dade. 

Parte de las transferencias se realizaron en 10925 N.W. 43rd Lane, Miami, Florida, 33178, sede de Interamerican Consulting Inc, firma de servicios de consultoría estratégica donde residía David Rivera. Entre 2017 y 2020, la mayor parte de las transferencias se fueron a cuentas bancarias de Viviana Bovo, quien usaba su nombre para encubrir a su jefe, Rubio, entonces muy influyente senador de Florida. Según la fuente, Rubio había acordado con Rivera hacer lobby para obstruir una pesquisa del Departamento de Justicia contra CITGO, por posibles violaciones que incluían lavado de dinero, fraude, fraude electrónico y otros crímenes que incluyen la Ley Rico y otras normas. 

El informante dijo ser testigo de que cuando Rivera estaba en la central de CITGO en Houston, Texas, se comunicaba con Rubio, y sugirió una investigación de su teléfono móvil. Aseguró que Gina Coon, tesorera de la compañía, tiene documentos que confirmarían las acciones fraudulentas entre Rivera, Rubio y allegados. 

Según el programa Código Abierto 360° de Florida, a instancias de David Rivera −quien en sus inicios políticos estuvo muy ligado a los hermanos Díaz-Balart, conspicuos beneficiarios de la industria de la contrarrevolución cubana en Miami y trabajó para la Oficina de Radiodifusión de Cuba (Radio Martí)−, Rubio gestionó el encuentro de Lilian Tintori, esposa del opositor venezolano prófugo Leopoldo López, con Trump y el vicepresidente Mike Pence, el 16 de febrero de 2017. 

Rivera fue arrestado en 2022 por haber trabajado ilegalmente como “agente extranjero”. La acusación hace referencia a un cierto “senador 1” por Florida, que ese año sólo tenía dos senadores federales: el ex gobernador Rick Scott y Rubio. Apenas el 29 de marzo de 2025, Venezuela New difundió que Alejandro Terán, director de la Asociación Latinoamericana de Empresarios del Petróleo, en Texas, afirmó que, como senador, Rubio recibió dinero corrupto de la Fundación Simón Bolívar de CITGO, que manejaba Guaidó. Y lo acusó de ser lobista de Exxon Mobil.

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