Santiago. Con el 56 por ciento de sus 18 millones de habitantes bajo la línea de pobreza y el 16 por ciento en pobreza extrema, la lista de carencias en Guatemala es aún demasiado extensa, tanto que el gobierno del presidente Bernardo Arévalo está en una carrera contra el tiempo por acortarla mediante un ambicioso plan de inversiones públicas y de expansión económica.
Este considera, por ejemplo, modernizar carreteras vitales para la economía, cobertura eléctrica para 400 mil hogares sin acceso a energía y la descontaminación del Río Motagua, cuya cuenca hidrográfica alcanza a 114 de los 340 municipios del país; todo lo cual requiere unos 2 mil millones de dólares.
La meta es la creación de un millón de empleos a 2028.
Pero no es simple aquello, escasean los recursos, la carga tributaria es apenas de 11,7 por ciento del producto y el presupuesto fiscal representa solo el 15 por ciento.
“Guatemala tiene un gobierno con un plan muy exigente en materia de inversión pública y requiere aprovechar al máximo los espacios donde es accionista y el Banco Interamericano de Desarrollo es uno de ellos”, dice el ministro guatemalteco de finanzas, Jonathan Menkos, en diálogo con La Jornada a su paso por Santiago donde participó en la reunión anual de ese organismo.
“Con el BID hemos discutido que hay una carretera muy importante que conecta el espacio medular de la economía guatemalteca con el puerto del Atlántico. Ahí tenemos que convertir en una autopista esa carretera y el banco es quien lo lidera”, dice.
¿Y todo esto requiere qué magnitud de inversiones?
“Unos 2.000 millones de dólares que se deberán ir negociando, aprobando por el Congreso y ejecutando en los próximos cuatro o cinco años.
Guatemala y México son países limítrofes y eso implica un intercambio, una proyección geopolítica, social y económica, significativa.
“Es una relación muy sana, de mucha fraternidad y comprensión, creo que estamos viviendo una muy buena época en términos de las relaciones entre nuestros dos países con muchos temas en común y con una agenda de desarrollo que puede ser compartida, así como con toda América Latina con quien enfrentamos los debates del desarrollo.
En la asamblea del BID se ha planteado que la integración regional puede ser parte de la solución a los problemas del desarrollo, pero en América Latina muchas veces esos propósitos se ven cruzados o interferidos por las diferencias políticas, etc. ¿Cómo analiza este tema de la integración?
“La integración es un proceso que puede tener instituciones o derivado de las relaciones concretas que se dan entre las diferentes economías, culturales y sociales. Centroamérica tiene muchísimas relaciones y hay una raíz más o menos común, así es que somos países que tenemos muchos elementos que abonan a una integración.
“Yo no imagino una Centroamérica que camina hacia el desarrollo con cada país por su lado, creo que países pequeños con economías abiertas necesitan tener socios aliados con los que comparten grandes esfuerzos que solo la escala de conjunto hace que sean exitosos. Por ejemplo, infraestructura o cadenas de valor a lo largo de los territorios, la lucha contra el cambio climático, la lucha por una Centroamérica más segura. Se puede hacer solos o divididos pero el mayor éxito consiste en que los esfuerzos nacionales se suman a esfuerzos más regionales.
Estados Unidos ha irrumpido con una política muy agresiva que más bien termina con esto de fronteras abiertas, etc. ¿Cómo ven ustedes esta amenaza y concreción de aranceles unilaterales?
“En nuestras estimaciones no vemos en este momento ningún estrés para la economía guatemalteca como fruto de esas decisiones. Guatemala exporta y tiene una excelente relación comercial con los Estados Unidos y junto a Centroamérica, son nuestros espacios de mayor comercio.
“Por el tipo de productos que exportamos y porque tenemos una balanza deficitaria no veo que vaya a existir algún cambio en cuanto a las relaciones comerciales entre ambos países.
“También tenemos en Estados Unidos el mayor número de guatemaltecos en el exterior que siguen trabajando, produciendo, esa es una relación económica de larga data que constituye uno de los flujos más importantes de recursos que llegan a Guatemala.
¿Recuerda usted el monto de remesas?
“Sí, el año pasado debió cerrar más o menos en 22 mil millones de dólares. Es una cantidad muy importante y obviamente es parte de lo que explica la excelente sanidad de la economía guatemalteca que ha crecido en promedio 3.5% y que ahora con nuestro plan de expansión fiscal estaremos haciendo que crezca 4 por ciento porque el gran objetivo de nuestro gobierno es crear las condiciones para que las personas se puedan desarrollar con tranquilidad, con libertad en el país y no tengan que verse obligados a migrar por razones económicas.
A propósito de migración, ¿Guatemala ha tenido que recibir ciudadanos expatriados desde Estados Unidos?
“Es algo permanente como sucede en México también. Así como llegan muchos guatemaltecos a México y a Estados Unidos, en alguna medida están regresando aquellos que llegan en condiciones irregulares. Eso sigue, quizá lo que sí hay que advertir es que la discusión actual sobre la migración nos ha permitido profundizar algunos programas para atender a los retornados y eso es algo muy positivo porque estamos teniendo mayor cuidado de, por ejemplo, tener bancos de posibilidades de empleo que antes no se habían desarrollado con la profundidad actual y algunos apoyos concretos para los retornados.
Usted menciona que tienen un plan de expansión fiscal.
¿Desde dónde parte y qué pretende lograr como porcentaje del PIB?
“Guatemala tiene uno de los 10 presupuestos más pequeños del mundo y eso es una limitante real al desarrollo, entonces dentro de nuestro plan hay una expansión del gasto, principalmente el gasto social y las grandes inversiones económicas y sociales, electrificación, caminos rurales, carreteras principales, el objetivo es que tenemos que elevar la capacidad de crecimiento económico. Estamos saliendo desde un 3,5 por ciento anual en los últimos años, pero es un crecimiento muy débil frente a una sociedad donde hay tantos jóvenes, donde hay mucho trabajo por hacer, entonces nosotros tenemos como meta un crecimiento del 4,1%.
“Eso permitiría crear, a lo largo de los cuatro años del presidente Arévalo, un millón de empleos que hacen falta acompañados de inversiones que elevan la capacidad de producir, proyectos de agua y desarrollo, remozamiento de escuelas, caminos rurales, centros de salud. El crecimiento económico es bueno, pero es mucho mejor cuando lo estamos acompañando de medidas de protección, de asistencia, de cumplimiento de derechos económicos, sociales y culturales.
Todo esto requiere de recursos, y en ese sentido combatir la evasión y elusión fiscal, ¿qué planes hay en materia tributaria?
“Nosotros encontramos un poder público completamente deslegitimado frente a la sociedad como fruto de gobiernos en donde la corrupción fue campante, así es que parte de nuestro compromiso de servicio se basa en dos elementos. Uno, cerrar los caminos a la corrupción y a las ineficiencias, y otro, hacer que el gasto y la inversión pública se convirtieran palpablemente para el ciudadano en elementos que le permitan tener mayor certidumbre.
“Nosotros nos comprometimos a no incrementar ni a crear nuevos impuestos, sino trabajar en la productividad de los impuestos actuales.
“Guatemala tiene una carga tributaria de 11,7%, también una de las 10 más bajas del mundo, y nuestro compromiso es elevarla por encima del 12,5% a fuerza de luchar contra el contrabando y la evasión que hace tanto daño porque limita la capacidad de recaudación.
“A la par, haciendo enormes esfuerzos en transparencia y evaluación del gasto público, y ya estamos viendo los resultados. La recaudación de este año es récord, esperamos que supere el 11,9 del producto, y las calificaciones de índices de transparencia internacional comienzan a reflejar que se detuvo esa caída que venía en los gobiernos anteriores.
“Eso hace que la percepción, fruto de cerrar caminos a la corrupción, es que efectivamente empezamos a tener un poder público más legítimo, más transparente, que empieza a cumplir. Hay mucha tarea por hacer, pero en estos cuatro años de gobierno nos vamos a dedicar a elevar carga vía productividad.
El clima político de Guatemala
El presidente Arévalo asumió hace un año y dos meses, pese al intento de fuerzas antidemocráticas y de poderes fácticos para que no lo pudiera lograr. Y durante todo este periodo de gobierno, esos intentos de desestabilización han continuado. ¿Cómo ve usted el panorama político de Guatemala?
“Las democracias en todo el mundo están atravesando un estrés adicional, que es el de miradas antidemocráticas que intentan mantener privilegios, estar en el poder público para que las cosas no cambien. Y gobiernos con una visión progresista, respetuosa del Estado de Derecho, cuando logran llegar al poder, llegan a romper con la idea que han tenido muchos actores de permanecer en el poder público para seguir aprovechándolo para sus propios intereses. Creo que Guatemala no es el único país y en el día a día es obvio que hay permanentemente un intento de lastimar la gestión del poder público.
¿Diría usted que las fuerzas democráticas han ido avanzando?
“Hemos ido ganando terreno, por ejemplo, este año estamos trabajando con un presupuesto aprobado por 140 de los 160 congresistas, que es un elemento que genera gobernabilidad.
Los demócratas vamos ganando terreno en la medida que hay un gobernante que no se presta a hacer el juego de las mafias o de grupos que capturan el poder público con fines personales.
Pero hay un estrés cotidiano permanente.
“Los resultados se están dando y sabemos que es un esfuerzo que va a tomar tiempo, la democratización y el desarrollo, porque estamos hablando de décadas de regresión, autoritaria incluso.
“Estamos creando las condiciones para ser un país que al finalizar este gobierno va a estar mejor insertado en la economía global, esperamos tener grado de inversión y grandes obras de inversión pública que permitirán elevar la capacidad productiva.
“Estamos en los estudios para duplicar el tamaño del Puerto Quetzal, que es el más importante, de tener un sistema ferroviario que conecte a Guatemala con México, Estados Unidos y Canadá, modernizar las carreteras, todo un proyecto de alianzas público-privadas que permitirán atraer capital privado.
“Nuestra intención es dejar un país en el que sea muy difícil retroceder porque ya la sociedad habrá visto cómo funciona cuando lo que hay son demócratas, gente de la clase media que toma esta responsabilidad, a cómo funcionan los gobiernos cuando lo que hay detrás son grupos criminales que operan sólo a su favor”.