El mercado de bonos del Tesoro dobló a Donald Trump, se comentó entre analistas y operadores cuando el presidente de Estados Unidos claudicó, poniendo en pausa la mayor parte de los aranceles anunciados el Día de la liberación el 2 de abril.
Y es que en los últimos días, los intereses exigidos para participar en el mercado de bonos del Tesoro a 10 años aumentaron de forma drástica, al pasar de 3.9 a 4.5 por ciento; es decir, un alza del 15 por ciento en apenas unas jornadas.
El mercado de bonos 'es como un termómetro de la confianza en la economía, explicó Luis Gonzali, codirector de inversiones de Franklin Templeton de México.
Si una gran cantidad de inversionistas compran bonos del Tesoro, el interés que pagará por ellos –en este caso el gobierno de Estados Unidos– bajará y esto permitirá al país en cuestión financiar su deuda a un menor precio.
Si, por el contrario, los inversionistas deciden no adquirir esos bonos y venderlos, el país deberá ofrecer tasas de interés más altas a los compradores, por lo que le costará más financiar su deuda.
Cuando se compra mucho en el mercado de bonos, es una señal de confianza. Pero, si se vende, como ha sucedido esta última semana en Estados Unidos, el precio baja, y por eso sube la rentabilidad, ya que ambas son inversas.
Gonzali describió que el mercado de bonos es complejo, opaco y más grande que el accionario, en donde los gobiernos van a pedir prestado. Por lo que cuando las tasas suben le cuesta más al gobierno financiarse y a las demás estructuras, como los corporativos.
El mercado de bonos y de tasas es lo que da liquidez al mercado general, si hay un problema ahí se tiene que solucionar sí o sí, de lo contrario se puede llevar al sistema financiero entre los pies. Las tasas estaban subiendo mucho, por eso la Reserva Federal (Fed) y el gobierno sabían que se tenía que atender, precisó el especialista de Franklin Templeton.
Inversiones refugio
Los bonos del Tesoro de Estados Unidos, como los de Alemania o Japón, suelen verse como inversiones refugio, ya que es donde muchos inversionistas llevan su patrimonio cuando los mercados; es decir, las bolsas, el tipo de cambio o los commodities, sufren una crisis y pierden capital.
Sin embargo, tras el anuncio de Donald Trump de los aranceles que quiere imponer a casi todos los países del mundo, las bolsas cayeron y el mercado de bonos, en lugar de crecer, empezó también a perder compradores.
Los bonos deberían tener un buen desempeño en tiempos de turbulencia a medida que los inversionistas buscan seguridad, pero la guerra comercial de Trump ahora está socavando el mercado de deuda estadunidense.
Raúl Feliz, catedrático del CIDE, reconoció que es difícil racionalizar exactamente qué es lo que está pasando, porque hay cosas de carácter técnico.
“El mercado de bonos es muy líquido, pero esa liquidez se genera con base en un apalancamiento, un endeudamiento detrás del mercado, y cuando éste comienza a mostrar que se va a quebrar, todo mundo trata de protegerse y empieza a deshacer de esas montañas de deuda lo que puede generar eventos catastróficos, y que han llevado a bancos sólidos a la quiebra.
La situación se estaba poniendo peligrosa con los bonos del Tesoro a 10 años. Y Trump, a su manera, trató de salir por cuerdas, explicó Feliz en una entrevista televisiva.
No obstante, las tasas de los bonos siguen coqueteando con altas tasas y la zozobra de que China, el segundo mayor tenedor de deuda estadunidense en el mundo (después de Japón), pueda tomar una represalia a través de estos activos financieros.
Lo anterior en medio de un plazo de 90 días para más negociaciones arancelarias.