San Cristóbal de Las Casas, Chis. “Con sus manos y corazón adoloridos”, las madres y familias buscadoras “tocan, palpan la puerta que se cree poderosa, eterna, irrompible. No suplican esas manos, no ruega ese corazón. Sólo calculan dónde descargar su digna rabia y encontrar, al fin, verdad y justicia”, afirmó el Capitán Marcos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
“La puerta de la impunidad, el cinismo, la desidia, la complicidad, el desprecio, esconde detrás suyo las ausencias (como la puerta donde se lee ‘Fiscalía de Colima’ y cobran 200,000 pesos para entregar pedazos de cuerpo)”, agregó.
Por eso, subrayó, “las buscadoras no sólo llevan pico y pala. Ahora cargan con mazos y hachas. Así de desafiante es su empeño”.
En la catorceava y última parte: El desenlace, de una serie de comunicados, Marcos manifestó que nadie está a salvo de la tormenta. “Escuchen a alguien de quienes ya la padecen. Escuchen a Buscadoras, a pueblos originarios, a todas esas personas que viven al día, trabajando de oscuridad a oscuridad por unos centavos”.
Añadió: “Sabrán entonces que son o eran personas normales, que se pensaban a buen resguardo con lo levantado con su propio esfuerzo. Conozcan cómo la pesadilla entró pateando sus puertas. Cómo la angustia se hizo cotidiana. Cómo cambió su agenda y su cotidianeidad”.
Insistió: “Escuchen decirles ‘confié mi seguridad en los gobiernos y ellos apadrinaron mi dolor’. Comprendan que nadie está a salvo en ningún lugar, sin importar su color de piel, su género, su posición social, su playlist”.
Echen un vistazo, abundó, “a lo que los de arriba contemplan para el día después. No les toman en cuenta. Es más, planean suplantarles. Sueñan con una Inteligencia Artificial que se desarrolle lo suficiente como para poder simular la ‘vocación’, la ‘chispa’, el ‘ingenio’, la ‘creatividad’, el ‘alma’ o como quieran llamar a ‘eso’ que les hace humanos”.
El Capitán expresó lo anterior en el texto titulado El desenlace sobre un supuesto juicio en su contra por la llamada Guerra del Dulce de Calabaza, del que fue exonerado, no así Don Durito de La Lacandona, “el escarabajo juez-fiscal-defensor”, que al final del juicio afirmó: “Un éxito rotundo. Ahora soy un convicto. Ya puedo llegar a presidente de una nación, senador, diputado local o federal, al menos presidente municipal de algún cártel. Ahora sólo me falta plagiar una tesis de derecho y llegar a la Suprema Corte de Justicia. De ahí… ¡el mundo!”.