Ciudad de México. El clásico América-Cruz Azul genera una serie de ilusiones que no siempre se cumplen en un partido. La gente canta, se arremolina por las calles, grita como si el futbol fuera algo que recién descubrieron. Todos tienen de pronto la emoción de una misma edad, pero a veces falta el gol como en el episodio de hoy 0-0 en la Liga Mx, el último de una trilogía que incluyó la Copa de Campeones de Concacaf.
Las imágenes que ahora vuelven en forma de ‘reels’ en redes sociales pueden resumir el ambiente en el estadio Ciudad de los Deportes, los aplausos para el actual tricampeón, el recibimiento de pie al brasileño André Jardine, la canción de la Banda MS ‘Mi mayor anhelo’, convertida en himno este año por el club americanista. Incluso los silbidos al argentino Gonzalo Piovi, quien obligó el primer cambio de los celeste por una lesión, formaron parte de la historia de los primeros 45 minutos. Y, sin embargo, no llegó el gol.
Las fallas en ataque devolvieron al América a la serie anterior en los cuartos de final de Concacaf, en la que casi siempre dio un paso adelante y dos atrás, y quedó eliminado. El uruguayo Brian Rodríguez tuvo la más clara a los 70 minutos y falló, desperdició una de esas triangulaciones que suelen dejarlo solo frente al portero, a pesar de que nadie logró incomodarlo. Alan Cervantes sumó más tarde otro yerro y la desesperación por el cero empezó a sentirse también en las gradas.
Contra eso, Cruz Azul se mostró como un rival aguerrido, ordenado, atento, pero poco ambicioso. Apostó todo al contragolpe y ninguno de sus delanteros -Ángel Sepúlveda y Gabriel Fernández- produjo alguna grieta en la zaga local. Su único orgullo fue mantener el invicto en esta trilogía, en la que no perdió y eliminó a su némesis en Concacaf.