La tabla periódica, ese mapa fundamental que organiza la esencia de la materia, se convirtió en el punto de partida de una iniciativa sin precedente en la divulgación científica: Un encuentro con la tabla periódica: Ensayos, cuentos y anécdotas.
Casi un centenar de autores, en su mayoría mexicanos, narran la historia, el origen y las aplicaciones de los elementos químicos a través de textos que van desde lo técnico hasta lo literario. Un ejercicio creativo que transforma la rigidez del conocimiento especializado en una lectura amena y accesible.
Jesús Carlos Ruiz Suárez, físico de formación, lo definió con plena convicción: Es un libro incomparable. Su afirmación refleja la audacia de esta obra colectiva, publicada por el Fondo de Cultura Económica (FCE).
Obra colectiva
La idea surgió en 2018 durante una conversación en la Ciudad de México. María del Jesús Rosales Hoz, colega del científico, sugirió: Carlos, con 2019 como Año Internacional de la Tabla Periódica, ¿no sería interesante hacer un libro sobre los elementos, escrito por varios de nosotros?.
Ruiz Suárez consideró la propuesta y convocó a científicos de todo México para que escribieran sobre cada elemento, en el formato que prefirieran: ensayo, cuento o anécdota.
Hubo competencia por algunos elementos. Tuve que decidir quién escribiría sobre cada uno de ellos, explicó el coordinador en entrevista con La Jornada.
La idea tomó forma de manera dinámica. Durante 2019, cada semana se publicaron dos textos en la revista digital Ciencia y Cultura, fundada por Jesús Carlos Ruiz Suárez en 2014.
Narrativa, historia y emoción
“Lo más interesante fue la respuesta del público. Decenas de miles de personas leyeron sobre cada elemento en todo el mundo. No era sólo ciencia; había narrativa, historia, emoción. El titanio, el selenio, el oro, el hierro, el xenón y el arsénico, por ejemplo, se transformaron en relatos envolventes.
Algunos textos eran muy técnicos, otros se centraron en anécdotas y cuentos. Pero todos tienen algo en común: atrapar al lector, señaló el físico, afiliado al Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) unidad Monterrey, en Nuevo León.
En 2020, Ruiz Suárez llevó la propuesta al FCE. Les mandé el sitio web donde estaban todos los textos, lo evaluaron y dijeron que sí, recordó. Sin embargo, había una condición: el material debía retirarse de la publicación debido a los derechos de autor.
Así se materializó la transformación digital en un libro impreso. Hubo que revisar, corregir y dar uniformidad a los textos, pero el espíritu de la obra se mantuvo: la libertad creativa y el rigor científico lograron convivir, añadió Ruiz Suárez.
El resultado es un libro compuesto por 95 capítulos que abarcan desde el hidrógeno hasta el oganesón, el último elemento conocido.
Cada átomo se distingue del otro según la cantidad de electrones, protones o neutrones en su interior, y todos conviven en la naturaleza de forma armoniosa, casi como por arte de magia. Y, efectivamente, hay algo mágico en cómo los autores transformaron la química en literatura, subrayó el compilador.
Aunque los 118 elementos están representados, los transuránidos, es decir, los elementos desde el uranio hasta el oganesón, se agruparon para reflejar su particularidad y la fascinación que despiertan en la tabla periódica.
Despertar interés
Para el divulgador de la ciencia, la clave fue permitir que cada autor encontrara su voz: “Había quienes escribían textos extremadamente técnicos. A ellos les sugerimos suavizar el tono para que el libro fuera accesible a cualquier persona, incluso sin conocimientos previos de química.
“Si un estudiante de secundaria o preparatoria encuentra en este volumen un motivo para acercarse a la ciencia, habremos cumplido nuestro objetivo. La física y la química a menudo se consideran disciplinas complejas, pero a través de relatos accesibles y cercanos, buscamos cambiar esa percepción.
“Muchos elementos, además de su valor económico, poseen aplicaciones médicas fascinantes, mientras otros, cuyo potencial es menos conocido, van más allá de lo que la mayoría imagina. Si logramos despertar ese interés, habremos ganado a un lector.
El libro no sólo conmemora el 150 aniversario de la tabla periódica de Dmitri Mendeléiev, sino que también destaca la importancia de la divulgación científica en México. Es una contribución excepcional, que establece un puente entre la ciencia y la creatividad, concluyó.