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Auge del corrido 'tumbado'

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Aunque el género nació asociado con el tema de la violencia, investigador dice que hay muchas canciones de este tipo que también tratan del amor, la pobreza y los problemas de la vida. En la imagen, presentación de Junior H en la CDMX. Foto Cuartoscuro
10 de abril de 2025 08:17

La emergencia del corrido tumbado protagoniza el estridente y más reciente capítulo de la inclusión de la conducta fuera de la ley en el ámbito musical que, con diversas características, se arrostra desde el siglo XIX. Saltó a la escena pública luego de que a finales de marzo pasado en un concierto de Los Alegres del Barranco, en un escenario de la Universidad de Guadalajara, se proyectaran imágenes de un conocido capo del narcotráfico.

El investigador José Manuel Valenzuela Arce explicó a La Jornada que los corridos tumbados justo emergen a partir de entramados sociales en los cuales el narcotráfico genera de manera reiterada experiencias de violencia y de muerte, que han convocado el interés de amplios sectores sociales.

Alertó que mientras el narcotráfico siga siendo un referente en la construcción de sentidos de vida de amplios grupos juveniles, va a seguir teniendo importancia y prohibir su difusión no por complacencia con este tipo de narrativas, no es transformar una realidad que engulle o convierte en vidas amortajadas a millones de jóvenes en América Latina.

Valenzuela Arce afirmó que la propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum “me parece muy buena. Estoy totalmente de acuerdo con que se establezca toda una estrategia nacional de apoyo a la producción musical con contenidos que hablen a la vida. Que se impulse el arte, el amor, la creación musical, el deporte, una serie de dispositivos en favor de la construcción de proyectos sanos de vida de los jóvenes, me parece muy importante.

También, que la Presidenta plantee que no se trata de prohibir, pues gran parte de los corridos tumbados no tienen que ver con el narcotráfico. Muchos hablan de amor, desamor, de la pobreza, de los problemas de la vida, como todo el cantoral tradicional popular.

Expresó su apoyo a lo propuesto por Sheinbaum: generar condiciones para que los jóvenes salgan del presentismo juvenil, que surge cuando se desdibuja su horizonte de futuro y cuando se les obliteran las condiciones para generar proyectos viables y vivibles de vida.

Vida sin límite

El corrido tumbado, con apenas unos cuantos años de existencia, es un estilo musical con proyección internacional que explotó entre muchísimos jóvenes con el gusto por letras donde lo mismo se narra el ámbito ilegal de las drogas y la violencia, mezclados con temas de amor y deseo desprovistos de metáforas.

Decenas de canciones se refieren a vidas sin límite, interpretadas por cantantes con enorme difusión que reiteran palabras y frases vinculadas con la violencia, como las siguientes: placosos, empecherados, balaceras, ondeados, encuernados, belicones, finiquera, el convoy de blindadas y el polvo en la nariz.

Habla de jóvenes, continuó el doctor en Ciencias Sociales, “que asumen la lógica que llamo de los tonas: ‘todo o nada’, ‘más vale una hora de rey que una vida de buey’, ‘me la juego’, y que se la están jugando y en muchos casos efectivamente la muerte está en las letras grandes del contrato”.

El corrido tumbado contiene una vertiente, abundó, “de los llamados bélicos, que son los corridos del narcotráfico, que en muchos casos son pleitesías y aupamiento a algunas figuras del narco”.

Valenzuela es autor de los libros Corridos tumbados: bélicos ya somos, bélicos morimos (NED ediciones) y Jefe de jefes: corridos y narcocultura en México (El Colegio de la Frontera Norte), entre otros.

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A finales de marzo pasado en un concierto de Los Alegres del Barranco, en la Universidad de Guadalajara, se proyectaron imágenes de un conocido capo del narcotráfico. En la imagen, un integrante de la banda. Foto tomada de Facebook

Explicó que los tumbados surgieron en 2019 y se proyectaron a escala mundial cuando millones de jóvenes fueron confinados por la emergencia sanitaria por covid-19 y hallaron “estas canciones que hablan de la fiesta, del refocile, la vida rápida, el exceso, lo que llamo el ‘presentismo juvenil’, el consumo de licor, de drogas, la vida al límite, la fiesta, las mujeres como trofeos disponibles”.

Saltan a escena Natanael Cano y otras figuras como representantes de los llamados corridos tumbados, quienes reconocen como precursores a Ariel Camacho, quien murió a los 22 años en un accidente por exceso de velocidad, y de Adán Sánchez fallecido a los 19 años e hijo de Chalino Sánchez, a su vez asesinado en 1992.

La canción emblema de los corridos tumbados no se refiere al narcotráfico, es Ella baila sola, de Peso Pluma y Eslabón Armado. Esa canción de ligue de dos jóvenes rompe récord Guinness con ocho mil 500 millones de visitas en YouTube.

Por otro lado, existen corridos como Si no quieres no (de Luis R. Conriquez) que en YouTube ha tenido 440 millones de visitas. Su letra consigna: A mí si me mandan los Guzmánes, les hago un cagadero en caliente / Aquí no está pelada, yo ando y cuido a los jefes / La paciencia no es lo mío, yo le rezo al diablo y también a la muerte / Nomás unos cuantos saben, a mí me gusta la cerveza caliente.

El doctor Fabián López Bonilla, especialista en temas de comunicación emergente, se refirió al corrido tumbado como “una dimensión muy codificada en términos masculinos por un lado, y, por el otro, la parte narcisista o egocéntrica que apela a una configuración muy ligada a este capitalismo salvaje de ‘a partir de lo que tengo, puedo yo presumir o reivindicarme’”.

Para el profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, “el narcocorrido y el corrido tumbado, en particular, son expresiones muy egocéntricas a partir de que configuran una narrativa aspiracional y por eso tiene, digamos, ese impacto”.

Se refirió a Gilles Deleuze, quien planteaba que las máquinas de guerra también son máquinas deseantes, es decir, la personas son atravesadas por ese discurso y ahí se colocan los elementos de prestigio que darían a los jóvenes singularidades de tener un éxito en el ámbito social.

Valenzuela, premio Nacional de Artes y Literatura 2023, en el campo de Historia, Ciencias Sociales y Filosofía, comentó que el estilo musical accedió mucho más que sus predecesores a redes sociales como TikTok, Instagram, YouTube, etcétera, y rápidamente encabeza las listas de popularidad de Billboard y otras.

Musicalizan contenidos en plataformas

Es común ver como decenas de tiktokers e instagramers utilizan fragmentos de diferentes corridos tumbados para musicalizar los contenidos que difunden a través de esas y otras plataformas. En YouTube el canal de Radial México incluye canciones de Natanael Cano, Tito Double P, con millones de vistas cada una. Un video de Anitta y Peso Pluma difundido ahí tiene 600 millones de visualizaciones.

Su escucha llega hasta a Japón. Se internacionaliza sin perder su textura nacional. También se desclasa. Ya no lo oyen sólo los sectores más pobres, sino clases medias y gente de clase alta, y supera la barrera de la educación, inclusive el ex presidente Barack Obama tenía en sus más escuchadas la canción La bebé, de Peso Pluma y Yng Lvcas”, refirió el especialista.

Marcos prohibicionistas

Valenzuela Arce, especialista en temas de cultura e identidad, sociología de la cultura y urbana, cultura popular y estudios de juventud, comentó que uno de los elementos de la violencia existente es el suplicio virtual, donde se puede ver en computadoras y televisores cómo se ejecuta a las personas; fenómeno en que ha venido dándose la complicidad de sectores y políticas generadoras de violencia que impulsaron personajes como Felipe Calderón.

Situación que en realidad tiene su origen en los marcos prohibicionistas que impone Estados Unidos, particularmente desde 1971, con Richard Nixon y la supuesta guerra global contra las drogas, que no fue otra cosa más que una decisión geopolítica que les ha permitido injerencia social, de poder y política en nuestros países.

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