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Paula Gómez Alonzo (1896-1972)

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Fue una de las primeras filósofas en México con interés por el pensamiento filosófico náhuatl y las fuentes filosóficas prehispánicas. @afilomex
09 de abril de 2025 00:01

Paula Gómez Alonzo nació el 1º de noviembre de 1896 en Etzatlán, Jalisco. Alcanzó el título de profesora en la Escuela Normal de Guadalajara y, más tarde, grados de maestra y doctora en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. Eso sólo fue la base para su desarrollo ulterior en la filosofía y en la docencia, terrenos en que tuvo relevancia por sus contribuciones. 

Fue una de las primeras filósofas en México con interés por el pensamiento filosófico náhuatl y las fuentes filosóficas prehispánicas, además de su análisis sobre Sor Juana Inés de la Cruz. Sobresalen sus aportaciones a la ética y la filosofía de la historia. Y, especialmente, su militancia y ejemplo de expresión filosófica, no sólo para contemplar, sino para transformar el mundo. 

En obras como su Filosofía de la historia y ética y La ética en el siglo XX, interpela temas centrales de la filosofía occidental con una mirada erudita y crítica. Sometió a juicio al positivismo y exploró la genealogía filosófica mexicana desde la nada sencilla posición, reducida, del espacio para la intervención de las mujeres en la filosofía. 

Paula Gómez Alonzo fue una filósofa que desafió normas de su tiempo, y del actual, mientras abrió y abre caminos en la “filosofía académica del siglo XX”. Dirigió instituciones como la Escuela Nacional de Maestros. Como reconocimiento a su militancia filosófica y académica, mereció en 1962 un doctorado honoris causa por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Primera mujer en recibirlo. 

Entre todos sus méritos importa aquí destacar el de la base teórico-metodológica con que cuestionó el margen reducido para la mujer en la cultura, la “romantización” de los trabajos de las mujeres en ámbitos de la maternidad, la organización del hogar y el manejo de la prole. 

Se anticipa a muchos debates feministas posteriores mientras denuncia la injusticia de arrinconar la sicología de la mujer a aspectos físicos, todo esto con una mirada ética y una perspectiva humanista. Elí de Gortari escribió una reseña sobre la obra de Gómez Alonzo titulada “Filosofía de la historia y ética”, publicada en la revista Diánoia en 1956. 

En ella, De Gortari destaca las aportaciones de Gómez Alonzo en el campo de la filosofía de la historia y la ética. En particular, su lucha activa por ideales universales como la paz, la justicia, la libertad, la amistad entre los pueblos y la educación popular. Subraya el compromiso social y ético de Gómez Alonzo. 

Paula Gómez Alonzo mostró un profundo interés en el pensamiento filosófico de líderes revolucionarios, como Mao Tse-Tung. En 1972, publicó El pensamiento filosófico de Mao Tse-Tung, obra que surgió tras sus visitas a la República Popular China, la primera de ellas en compañía de Leopoldo Zea y Nicolás Guillén. Analiza la forma en que Mao adaptó y desarrolló el marxismo-leninismo en el contexto chino, resaltando uno de sus enfoques en la revolución cultural y la educación como herramientas para la transformación social. Su estudio detalla las contribuciones de Mao al pensamiento revolucionario y su impacto en la revolución china. 

Puso énfasis en la importancia del campesinado en la revolución y su visión de la continua lucha de clases incluso después de la toma del poder. Encontró en el pensamiento de Mao Tse-Tung una aproximación crítica y de contrastación con la realidad mexicana ante un maoísmo que reformulaba a su modo el marxismo-leninismo, en el contexto de un país semicolonial y predominantemente agrario como China. Mao desarrolló una versión del marxismo-leninismo válido no sólo para China, sino para otras regiones con estructuras económicas semicoloniales y semifeudales, como muchos países latinoamericanos hasta la fecha. 

Mao teorizó que la revolución no debía depender sólo del proletariado urbano, sino que debía basarse en el campesinado y en una guerra prolongada desde las zonas rurales hacia las ciudades. Esto influyó decisivamente en la interpretación de Paula Gómez Alonzo sobre la revolución china como un hito que enriqueció en su tiempo trances polémicos frente a algunas tesis “clásicas”, a veces dogmáticas. 

Gómez Alonzo destaca que, en Mao, la lucha de clases no se detiene tras la toma del poder, sino que debe continuar como una lucha ideológica y política permanente dentro del propio partido comunista y de la sociedad. Que la relación entre la teoría y la práctica afirma el criterio de verdad. Uno de los aspectos que más le interesaron fue el énfasis de Mao en la formación ideológica de los cuadros revolucionarios y la necesidad de evitar y combatir el burocratismo, algo que se evidenció en la revolución cultural. 

A menos que aparezca una nueva “santa inquisición” dogmática, el estudio y el rigor científico de Gómez Alonzo sobre Mao Tse-Tung son indispensables para el pensamiento latinoamericano, especialmente en quienes buscaban desarrollar el marxismo con base en las realidades más hondas y originarias del continente. 

Ese trabajo, impregnado con exigencia académica, marcó el debate sobre la praxis del campesinado en la lucha revolucionaria y la importancia de la educación como herramienta emancipadora. Gómez Alonzo problematizó la acción en función de las condiciones objetivas de América Latina, para anclar el desarrollo del marxismo a las experiencias de lucha en el “tercer mundo”. 

Mao en América Latina no es una figura de museo, es una referencia obligada para la praxis revolucionaria: la relación entre el campo y la ciudad, el papel del partido y el antimperialismo en el siglo XXI. En el siglo XXI, las ideas maoístas mantienen en América Latina espacios de trabajo y enriquecimiento concreto que reivindican su atención en la movilización de masas, en la autonomía política frente a las potencias y la lucha contra las élites burocráticas, incluso dentro de las izquierdas. 

Paula Gómez Alonzo falleció el 3 de noviembre de 1972 en la Ciudad de México. Su legado sigue siendo una referencia revolucionaria en la historia de la filosofía mexicana, en los estudios sobre educación, ética y cultura. Y en la búsqueda de caminos revolucionarios. Es decir, indispensable.



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