Los clásicos parecen definitivos, aunque falte un mundo para el final de una temporada. El resultado devuelve a casa a miles de aficionados con una sensación de orgullo o tristeza, como si fueran protagonistas del partido y no espectadores en las gradas. En la afición de Cruz Azul las derrotas contra el América son el dolor de todos los años. Si lo único que importa es ganar, la serie de vuelta en los cuartos de final de la Copa de Concacaf (0-0 global) convierte a la suerte en una aspiración genuina.
No es sólo un juego, es el pase para estar entre los cuatro mejores, subraya el técnico de La Máquina, Vicente Sánchez, mientras decenas de seguidores alientan, muestran banderas, carteles, cantan en contra de su acérrimo rival desde la cancha principal de La Noria. Es un clásico importantísimo, la afición nos lo hace sentir. Enfrente está un rival de mucha historia, pero el futbol se gana con goles y saldremos por ellos.
América conquistó el último de sus siete títulos en Concacaf en 2016, edición en la que llegó al Mundial de Clubes de la FIFA. Cruz Azul, otro club ganador, sigue empatado con el Pachuca en el segundo lugar de la región con seis campeonatos. No hay necesidad de hablar de lo que significa este clásico, tenemos que demostrar de qué estamos hechos, señala el delantero Ángel Sepúlveda, decidido a no decir alguna palabra de más, cuando restan pocas horas del encuentro que espera como una revancha.
No nos ha tocado salir victoriosos, pero el pase está ahí. Mañana (hoy) tenemos una revancha, así lo veo, recalca el seleccionado mexicano respecto a la semifinal de Liga del año pasado, las finales de 2013, 2018 y 2024 y una serie de juegos en los que las Águilas provocaron en el cuadro celeste la sensación de fracaso.
La posibilidad de cambiar la historia de eliminatorias recientes produce que los integrantes de la Sangre Azul, principal grupo de animación, conviertan un entrenamiento en una pequeña sucursal del estadio Olímpico de Ciudad Universitaria. Vamos, Cruz Azul, quereeemos la Cooopa, gritan de las calles a la tribuna, incluido el presidente Víctor Velázquez y el director deportivo Iván Alonso, ambos mezclados entre banderas, tambores y bombas humeantes que llenan de entusiasmo a cuerpo técnico y jugadores.
Después de siete años de distanciamiento, los tres componentes del club –plantel, dirigencia y afición– están unidos para el juego contra el América. Imagino a un rival que quiere ganar, pero no más que nosotros, responde el brasileño André Jardine, técnico del tricampeón del futbol mexicano, sobre el alto voltaje que provoca el clásico joven. La estadística, los números y el pasado no importan. Quedan 90 minutos para saber quién es el mejor. Todo lo hecho atrás se queda ahí.
Las Águilas, que mantuvieron el cero en el juego ida, tienen la ventaja del gol de visitante. Cualquier anotación en el Olímpico vale el doble y obliga a La Máquina a imponerse en el global. Lo que afecta los planes de Jardine es la baja por lesión de su capitán Henry Martín. Su carta fuerte en el ataque es el uruguayo Rodrigo Aguirre, aunque, al igual que con Alan Cervantes, deberá esperar hasta el último momento para saber si es elegible.
Es difícil apuntar cuál es el partido más importante de este clásico, reflexiona. Nos enfrentamos en una final de Liga, que era la más importante; en la semifinal del año pasado, pasó a ser lo mismo. Cuando te toca un acérrimo rival, tiene un ingrediente más y con Cruz Azul no es distinto. El objetivo es estar en la final.