Renace el sueño neoliberal de construir la supercarretera San Cristóbal de las Casas-Palenque. Y también reaparece la resistencia. El Movimiento en Defensa de la Vida y el Territorio (Modevite) reafirmó su rechazo al proyecto renombrado como Ruta de las Culturas Mayas y presentó dos amparos para invalidar la consulta pública y puesta en marcha de la obra.
La autopista Palenque-San Cristóbal de las Casas no es un proyecto nuevo. Nació en el periodo del gobernador Juan Sabines Guerrero (2006–2012), pero hoy, como muchos otros megaproyectos a lo largo y ancho del territorio nacional, se resucita en el sureste mexicano de la mano del actual gobernador Eduardo Ramírez, quien actúa en alianza con el gobierno federal.
El viejo sueño empresarial denominado Centro Integralmente Planeado Palenque (CIPP)-Cascadas de Agua Azul, respaldado en ese momento por el presidente panista Felipe Calderón, no pudo concretarse debido a la resistencia de las comunidades organizadas del Modevite y de las bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
La represión en aquellos años no detuvo las movilizaciones que impidieron que continuara el trazo carretero, pero, en 2019, el Congreso de Chiapas lo resucitó y rebautizó con el nombre de "Eje Carretero Transversal Pijijiapan-Palenque", un proyecto que se conecta con el Tren Maya (sobre el cual, por cierto, el gobierno federal acaba de reconocer la destrucción medioambiental que provocó su construcción).
Para legitimar la escalada de la megacarretera, el gobierno de Chiapas impulsó una consulta el pasado 23 de marzo, pero, advierte el Modevite, se trata de "una consulta amañada que se realizó en las cabeceras en lugar de las comunidades afectadas por la obra", que pertenecen a los pueblos tseltal, tsotsil y mestizo.
Las comunidades basan su defensa en algo que parecería no muy difícil de entender: Su derecho a la libre determinación, al territorio y a vivir en armonía con la naturaleza, en un medio ambiente sano, seguro y sustentable. Desde sus orígenes, reclaman, esta autopista "ha sido un proyecto discriminatorio, racista y excluyente de quienes trabajamos la tierra y habitamos el territorio".