Frente a una nueva oleada de medidas arancelarias que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunciará este 2 de abril, la Unión Europea debe responder “al mismo nivel” y “unida”, sin importar que algunos países se vean en mayor o en menor medida afectados en una industria específica. “Sólo así puede participar en una lucha de fuerzas que esté a la altura de su poder”, destacó el ministro delegado de Comercio Exterior y Franceses en el Extranjero, Laurent Saint-Martin.
“Francia y la Unión Europea no quieren guerras comerciales. Es nefasto para todas las partes interesadas, empezando para aquellos que inician la guerra, en este caso Estados Unidos (…). No hay un solo valor agregado positivo en una alguna guerra comercial, que no tenga como efecto inflación, recesión, desvío de las rutas comerciales y un desequilibrio del orden económico y comercial mundial, que tendría como resultado que todos perdamos”, enfatizó en entrevista con La Jornada.
Durante la primera visita ministerial francesa a México bajo el mandato de Claudia Sheinbaum –que coincidió con la orden ejecutiva de la administración Trump para imponer cuotas a las importaciones de vehículos hacia Estados Unidos y la antesala de todo el plan arancelario, el próximo 2 de abril–, Saint-Martin explicó que independientemente de cómo se vea afectado cada país de la Unión Europea, la capacidad de respuesta es exclusiva del bloque.
“Cada país no puede y no debe responder a los Estados Unidos de manera bilateral, esa es la trampa en la que no hay que caer”, acentuó. La réplica de la Unión Europea –coordinada por el comisario de Comercio, Maros Sefcovic– mucho dependerá de lo que efectivamente entre en vigor el 2 de abril y “Europa va a tener que responder al mismo nivel”, pero sin descuidar a las empresas del bloque que trabajan fuera de la región.
Las medidas hasta ahora anunciadas por la administración Trump impactan de manera directa a las industrias automotriz y farmacéutica, que son la segunda y tercera más importantes del sector exportador francés. Fuera del bloque, el principal socio comercial de Francia es Estados Unidos.
Saint-Martin declaró que este escenario no es totalmente nuevo. Durante el primer mandato de Trump se impusieron aranceles de 25 por ciento al acero y aluminio y la Unión Europea respondió con cuotas muy específicas a productos importantes para Estados Unidos y que tenían un impacto político.
“Eso no nos impide tener un diálogo con la administración de Trump, como lo estoy haciendo ahora, como lo están haciendo los otros países europeos. Al final vamos a defender siempre una agenda positiva con Estados Unidos. Son aliados, son amigos históricos, tenemos fuertes relaciones comerciales bilaterales y no estamos de acuerdo en la orientación que han tomado las cuestiones comerciales. Si creemos en dar respuesta a aranceles que consideremos injustificados, lo haremos”, comentó.
El mantener la relación con los “amigos históricos”, no implica dejar de lado las lecciones derivadas de las tensiones comerciales de la última década. “Nunca hay que depender de un mercado demasiado grande”, aclaró Saint-Martin, a pregunta de si el episodio actual implica ver otros aliados comerciales, o mercados, como China y Rusia.
“Tenemos sectores europeos que dependen demasiado de Estados Unidos y de China. El trabajo que estamos llevando a cabo en el gobierno y el ministerio de comercio exterior es acompañar a nuestras empresas francesas para que puedan diversificar sus alianzas comerciales y las salidas para sus productos.
Para eso necesitamos contar con países que tienen intereses comunes; que compartan los mismos valores: multilateralismo, respeto del derecho internacional, prioridad a sectores económicos comunes. Resulta que México es típicamente un país que tiene estas características”.
El comercio bilateral con Francia creció 5.3 por ciento el año pasado, pero todo estuvo recargado en mayores compras de México hacia el país europeo, al tiempo que se registró una desinversión de 804 millones de dólares por parte de las empresas francesas que operan en territorio mexicano. “Queremos que aumenten ambas cosas”, apuntó Saint-Martin.
Como parte del impulso a las inversiones cruzadas, aseguró que la modernización de un tratado comercial entre la Unión Europea y México es prioridad, además que el Plan México de la presidenta Sheinbaum tiene mucha semejanza con el Plan Francia 20230 del presidente Emmanuel Macron.
De ahí que las empresas francesas con los conocimientos prácticos y experiencia en sectores como la energía, el agua, la aeronáutica y los cosméticos tienen un espacio en los años y décadas venideras para invertir en México, no sólo para vender en el mercado local, “que es importante”.
“También lo pueden hacer en función de la evolución con los Estados Unidos para el mercado norteamericano o global y también lo pueden hacer como una inversión en este centro (México), que es la encrucijada de América Latina para otros países”, sostuvo el funcionario del gobierno francés.
En la primera visita ministerial francesa en el mandato de la presidenta Sheinbaum, Saint-Martin se reunió con Julio Berdegué, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, sobre cómo facilitar el comercio agrícola entre ambos países; con el canciller Juan Ramón de la Fuente; con el subsecretario de Industria y Comercio de la Secretaría de Economía, Vidal Llerenas; así como con consejeros de comercio exterior de todo el continente y empresarios, como Carlos Slim.
“Me voy con la certidumbre de que tenemos mucho más en común que lo que imaginamos. Tenemos una agenda bilateral a desarrollar entre Francia y México, que puede enriquecer mucho a nuestros dos países”.